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"El exceso de información es lo mismo que su ausencia"

El ilustrador Calpurnio vuelve a València 16 años después con una exposición de sus últimos proyectos y su histórico personaje Cuttlas - «Los números ayudan a ordenar el mundo», sostiene

"El exceso de información es lo mismo que su ausencia"

Con semblante tímido y con esa expresión de quien quiere hablar pero sin que se tome muy en serio su mensaje, Eduardo Pelegrín, alias Calpurnio, inauguró ayer su primera exposición en València tras 16 años de ausencia en la ciudad. La galería Pepita Lumier ha conseguido, hasta el 7 de julio, que el ilustrador use su espacio como escaparate y muestre sus viejos y nuevos proyectos colgados en paredes y no en periódicos, su lugar habitual.

Tiras gráficas de su mítico personaje Cuttlas, que nació en los 80 y continúa vivo y con espíritu joven; escenas de su único libro, Mundo Plasma, sobre diez personajes estrafalarios atrapados en una pensión de la que no pueden salir; y una muestra de su idea más reciente: Golem, o el monstruo sin forma que nace a modo metáfora de una sociedad asediada por una sombra irreconocible.

La historia de un monstruo

Calpurnio comenzó como infógrafo en El Heraldo de Aragón. Todavía no había internet pero fue allí dónde descubrió que había una sobredosis de información. «Mi mesa de trabajo estaba delante de las máquinas de teletipos, que no paraban de sacar notas y notas, ahí fue cuando pensé que el exceso total era lo mismo que la ausencia, algo sobre lo que he pensado mucho», afirmó ayer, mientras unía ese relato con las conclusiones pesimistas a las que se vio «abocado».

En esa línea, realizó una exposición en 1995 que terminaba con láminas llenas de números y letras, «tan llenas de todo que te llevaban a la nada». «Era una manera de decir que no había solución a tanto exceso de información, de gente, de consumo», aseguró el artista.

No obstante, apareció Golem para dar continuidad a esa conclusión negativa y buscar «un final con algo de color». La historia que se presenta en la galería valenciana es como un cuento que se lee de izquierda a derecha, un relato que comienza con el último lienzo de aquella exposición pesimista y termina con viveza. «He intentado identificar al monstruo y descomponerlo, eso es Golem», explicó Calpurnio. Su idea de este personaje se basa en un mito judío sobre una creación humana que salió mal «por que sólo Dios puede hacer cosas perfectas», ironizó el artista.

Se inspiró en él porque se trata de «un monstruo que, entre otras cosas, aparecía en Praga cada 30 años a causa de las malas sensaciones de los judíos, no tiene una forma concreta, ni se ve claro, pero existe, justo como esa sombra que parece cernirse sobre la sociedad de vez en cuando», explicó. Golem está construido, en un principio, de letras y números que simbolizan ese exceso que lleva a la nada, y termina como un ser de colores y formas geométricas ordenadas.

Con ello, explicó Calpurnio, reivindica la importancia de las matemáticas para poner en orden la sociedad. «Los números ayudan a ordenar el mundo y el espacio, pero siempre, claro, apoyados por las humanidades», apuntó el autor, que no quiso profundizar en el tema porque, es «ilustrador» y no «opinólogo de televisión». «A partir de las imágenes cada uno tiene que descubrir su significado», insistió.

Una vida de humor diario

En la exposición también pueden verse viñetas de su personaje más consagrado: Cuttlas, el vaquero más conceptual del Oeste, que nació en los años ochenta y continúa sus periplos en la prensa escrita.

Las paredes de la galería recogen la forma en la que Calpurnio da vida a este personaje. «Lo dibujo a lápiz, y luego lo repaso con tinta china y plumilla, si tengo tiempo lo pinto con acuarela y si no, en ordenador», explicó el ilustrador, que ahora vive en València. En 20 años ha hecho sólo cuatro exposiciones porque considera que el cómic es algo «que se lee de cerca», y él dibuja al mismo tamaño con el que sale la tira en el periódico. No obstante, en esta muestra ha querido recopilar los últimos trabajos que se trae entre manos así como secuencias de su último y único libro: Mundo Plasma.

En la muestra de Pepita Lumier se compaginan las cuartillas originales, de su puño y letra, con las versiones digitales.

El artista, conocido por su humor inteligente con los mínimos recursos gráficos , plasma en sus obras su ironía, su pasión por la música electrónica, los números y la belleza geométrica. En este último trabajo, apuesta por «no rendirse al desastre», identificar y desarticular el monstruo y buscar una sociedad que camine hacia lo positivo.

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