Algunos especialistas mencionaron una vez que la relación de Joan Miró con València estaba marcada por la pérdida. Y no en un sentido metafórico, sino material. Cuando el artista ya decía aquello de «asesinar la pintura» -con tal de transgredir aún más los límites del surrealismo- y experimentaba con las artes escénicas o el collage, el fascismo empezaba a llamar a las puertas de Europa. Es por ello que Miró decidió volver a pintar la realidad y confeccionó una serie de carteles para apoyar al bando republicano en la Guerra Civil. Fruto de esa «pulsión» fue el famoso cartel Aidez l'Espagne (Ayudad a España) y también El segador, el mural que realizó para el pabellón de la República Española en la Exposición Universal de París de 1937.

A esta última obra de cinco metros de altura y compuesta por seis paneles se le perdió la pista inmediatamente después de la muestra, cuando fue enviada a València, por entonces capital de la República. De ella sólo quedan unas cuantas fotos en blanco y negro y algo de resentimiento, ya que pese a que la obra está perdida, todavía está considera una de las mejores obras del artista.

El Institut València d´Art Modern (IVAM) intentará enmendar la «pérdida» de Miró con la mayor exposición dedicada al artista que se haya realizado en València. Tal y cómo ha podido saber Levante-EMV, la muestra, que se titulará «Miró. Orden y desorden», exhibirá más de un centenar de obras procedentes de una quincena de instituciones nacionales e internacionales, como el Museo Reina Sofía, el Museo Thyssen Bormemisza, la Fundación Juan March de Madrid, el MACBA, La Fundació Joan Miró, la Fundació La Caixa de Barcelona, el museo Es Baluard, la Fundació Pilar i Joan Miró de Palma, o el Museo Boijmans Van Beuningen de Róterdam.

La exposición se inaugurará en febrero de 2018 y será la primera que dedique el museo valenciano a quien es considerado uno de los máximos representantes de la pintura española del siglo XX. Una de las últimas exposiciones dedicadas a Miró en València fue «Joan Miró. Evocación de la imagen femenina» de la Fundación Bancaja en el año 2009, y reunió 128 obras del artista.

La exposición del IVAM incluirá pintura, escultura, dibujo, cerámica, carteles y piezas vinculadas con las artes escénicas. El centro ya cuenta con cuatro obras de Miró en su colección, algunas de las cuales también se incluirán en la muestra. Éstas son Personnages, 1949; Aviat l´instant, 1919; ilustraciones del libro Il était una petite pie, de Lise Hirtz, 1928; y el icónico cartel Aidez l´Espagne, 1937.

Según ha podido saber este periódico, el IVAM ha confiado el comisariado de la muestra a uno de los mayores expertos en la obra de Miró, el doctor en Historia del Arte y profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona Joan Maria Minguet Batllori. Como especialista en la obra del artista, tras publicar sendas monografías, Joan Miró. L´artista i el seu entorn cultural (2000) y Joan Miró (2008), participó en la exposición «The ladder of the Escape», organizada por la Tate Modern de Londres sobre el compromiso político del artista. Asimismo, es uno de los editores de una obra de referencia: el primer volumen del Epistolari català de Joan Miró (Editorial Barcino, 2009), que obtuvo el premio ACCA a la mejor edición. Minguet forma parte, además, del consejo directivo del Miró Research Group.

«Miró. Orden y desorden» tratará de traducir la obra de Miró al gran público, mostrando su faceta más contemporánea. El artista partió de un orden para construir el alfabeto que fue construyendo y reconstruyendo a lo largo de su trayectoria. Sin embargo, supo alterar ese sistema para experimentar sobre conceptos formales. Planteó en su obra un diálogo con artistas de su tiempo como Jackson Pollock o Lucio Fontana.

Joan Miró (Barcelona 1893 - Palma de Mallorca, 1983) fue una de las grandes figuras del arte del siglo XX. Desarrolló un estilo personal cercano al surrealismo que le convirtió en un artista de gran influencia tanto para sus contemporáneos como para las generaciones venideras. Se formó en la Llotja de Barcelona y posteriormente en la Academia de Francesc Galí, de espíritu más renovador. En esa escuela y en el Cercle Artistic de Sant Lluc, conoció a algunos de sus grandes amigos, el crítico Sebastià Gasch, el poeta J.V. Foix, Josep Llorens Artigas o Joan Prats. A finales de 1920 Miró viajó por primera vez a París, donde conoció a Pablo Picasso. Durante toda esa década alternó los inviernos parisienses con largas estancias en la masía familiar situada en Montroig, en el campo de Tarragona. Ésos serían los años cruciales de su carrera artística, en los que descubrió su lenguaje personal. En la capital francesa estableció amistad con André Masson, en torno a quien se agrupaba el denominado «grupo de la rue Blomet», futuro núcleo surrealista.

A partir de la década de los años treinta, Miró se consagró como una de las figuras más destacadas del panorama artístico internacional. Fue precisamente en este momento cuando, inconformista por naturaleza, entró en una fase que denominó «asesinato de la pintura», en la que renunció voluntariamente a ser pintor y experimentó con otros medios como el collage o los dibujos sobre papeles de diferentes texturas y realizó «objetos» con elementos encontrados en la naturaleza que fueron sus primeras incursiones en el mundo de la escultura. Aunque poco después Miró volvería a la pintura, ya nunca abandonaría su deseo de experimentación con todo tipo de materiales y técnicas: cerámica, bronce, piedra, obra gráfica o, incluso, desde 1970, el tapiz.