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Cine

Cita a ciegas con el cine

Daniel Gascó, propietario del videoclub Stromboli, propone en La Fábrica de Hielo una sesión en la que el espectador desconoce qué película verá - «Vivimos en la dictadura del ´vox populi´», sostiene

Cita a ciegas con el cine

No hace falta aparecer con una rosa o un libro debajo del brazo, pero por el resto, todo funciona igual que en una cita con un desconocido: la hora está fijada, el lugar concertado y la sensación de misterio por no saber quién va aparecer, asegurada hasta el primer saludo. En esta ocasión, no obstante, la cita no contesta a preguntas incómodas ni puede mirar el móvil durante un silencio largo, quien espera al otro lado es una película.

Daniel Gascó García, activista cultural y crítico de cine, es el organizador de esta cita a ciegas grupal en la Fábrica de Hielo. Un encuentro con un filme desconocido y, según afirma, «único» que los asistentes no conocerán hasta que se apaguen las luces y aparezcan los créditos en pantalla.

Séptimo arte sin prejuicios

«Se trata de un cinefórum diferente porque juega con eso que a Buñuel tanto el gusta: el misterio», asegura Gascó, cuya intención es sorprender y anular la conciencia. «Ahora vivimos en la dictadura del vox populi, vemos las películas por la puntuación que tienen en internet o por ser de un director determinado, quiero que la gente se siente a ver algo sin ninguna información», explica.

Su inspiración, Londres y París. Amigos y conocidos que viven en sendos epicentros culturales le hablaron de esta manera de presentar un largometraje único, al que la gente acudiera sin prejuicios, «a disfrutar del cine por el cine». «Como cuando eres niño, ponerte frente a una pantalla sin ninguna idea previa», añade.

Por eso, confiesa, su reto sería encontrar películas con los créditos al final, para recuperar la inocencia del cine y reivindicar el valor de la desinformación. «Estamos infoxicados, el misterio estimula, necesitamos más», bromea.

Un encuentro de altura

El encuentro, asegura, no es una cena con alguien cualquiera que encuentras en redes sociales, sino con «una joyita». No quiere desvelar demasiado, pero asegura que para que una obra sea «apta para esta cita» debe de ser inédita en España, imprevisible en cuanto a argumentación y, como extra, que no sea demasiado experimental para que se adapte a un grupo heterogéneo.

En esta ocasión, ha elegido una película que ganó el equivalente de los premios Goya en su país de origen, que nunca se estrenó en cines españoles, y que si quiera se encuentra con subtítulos en internet. «La he subtitulado yo mismo porque vale suficientemente la pena», asegura Gascó. «Otra pista -para entendidos- es que aparece un actriz porno famosa cuando todavía no era ninguna de las dos cosas», añade nervioso, porque para él «el secreto es el público que va a venir». «Ofrecer algo que esté a la altura y guste es difícil», confiesa. Por eso le ha costado elegirla, porque tiene que ser inédita pero a la vez universal.

Su profesión como propietario del videoclub Stromboli, dónde los estrenos más comerciales son el género marginal, le ayuda a seleccionar a « los aspirantes» , para que resurja el amor por otros formatos y discursos y no se quede todo en una primera cita.

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