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Los beneficios de leer en verano

Negro sobre blanco veraniego

Nueve escritores valencianos recomiendan casi una treintena de títulos «imprescindibles», desde clásicos hasta novelas y ensayos actuales

Negro sobre blanco veraniego

El verano es la época del año en la que se dobla la parte superior de la hoja del libro que se transporta de la playa a la hamaca y del sofá a la mesita de noche. Agosto es también, para los poetas españoles como Federico García Lorca o Antonio Machado, «una hermosa noche de verano», «que huele a trigo». Una fecha «incomparable», como elogiaba Shakespeare en su poema «Un día de verano compararte». Por ello, apoyados en la brisa del verano, los escritores valencianos recomiendan a los lectores de Levante-EMV títulos clásicos, novelas modernas o, incluso, los ensayos más recientes que marcaron un antes y un después en la historia de la literatura.

Juan José Millás, consagrado escritor y periodista, después de más de 40 años de trayectoria profesional, confiesa de pronto, su interés por el mundo de las aves. Los pájaros, el arte y la vida, de Kyo Maclear, es una reflexión íntima y delicada acerca de la creatividad y la vida. Una obra esencial que el mismo Millás recomienda leer «con tranquilidad para disfrutar así de placeres convencionales como observar el campo y comprender el comportamiento de las aves». Sapiens, de Yuval Noah Harari, es también para Millás, otro libro imprescindible que «permite comprender la historia de la humanidad desde el inicio de los tiempos» hasta la realidad social del entrado siglo XXI. El escritor canadiense J. F. Martel explica en su libro La vindicación del arte en la era del artificio cómo el hecho de asombrarse ante una creación artística es la evidencia clara de que «hemos conseguido alejarnos de objetos prácticos y utilitarios para adentrarnos en el sueño insondable de la vida sensible».

Esa sensación de limbo temporal es la misma que experimentan los lectores ante grandes obras de la literatura como Madame Bovary, de Gustave Flaubert, o Moby-Dick, de Herman Melville. Ambas, recomendaciones del escritor Vicente Muñoz Puelles, quien describe la obra de Melville como «una novela compleja que refleja el mundo desde un tratamiento majestuoso».

Para Muñoz Puelles, Madame Bovary es también una novela «excepcional». Un conjunto que posee un lenguaje «exquisito» con el que Faulkner, buscaba que «las palabras sonaran bien» y existiera una verdadera belleza estética.

Carmen Amoraga, directora General de Cultura y Patrimonio de la Generalitat Valenciana, además de escritora y periodista, considera Tirant lo Blanch, de Joanot Martorell, un clásico imprescindible de la literatura valenciana que «nadie debería dejar de leer». Sucede que, como reconoce Amoraga, los grandes clásicos de la literatura son obras que se releen y en cada una de estas lecturas «aparecen nuevas interpretaciones que la primera vez pasamos por alto». La escritora recomienda así, en esta misma línea, Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, por ser «una obra maestra de la literatura hispanoamericana y universal».

Para entender el presente hay que tomar mano siempre del pasado, de este modo, Manuel Vicent recomienda El Mundo de ayer. Una obra que, en sí misma, representa «la seducción y la tragedia de un pasado, los espejos velados de la melancolía de una época que se llevó la historia por delante». Vicent insiste, además, en la lectura de obras como Tierra de Campos de David Trueba o Ensayos de Montaigne, «un clásico de sabiduría inagotable que debe permanecer en la mesita de noche».

Patria, de Fernando Aramburu, es para muchos críticos y escritores como Carlos Marzal «la novela del año por ventas» y por el gran eco que está teniendo en los últimos meses. Marzal reflexiona sobre esta obra y considera que «uno acaba de leer Patria recompensado, pero a la vez espantado por todos los horrores que sucedieron en el País Vasco». De ese compromiso por la realidad renace entre los intereses del escritor el ensayo Plástico. Un idilio tóxico, de Susan Freinkel. Un análisis de la historia del plástico desde comienzos del siglo XX y cómo este material afecta nuestras vidas.

El escritor Alfons Cervera, quien elabora desde finales de los noventa una narrativa centrada en recuperar la memoria que dejó la Guerra Civil Española, recomienda Perros que duermen, de Juan Madrid. «Una gran novela sobre las revueltas de la memoria que arranca con una historia en los años de la guerrra civil y llega hasta nuestros días».

El pulso de la luz, de Lawrence Ferlinghett, gran poeta beat, es un «atracón de poesía» que Cervera aconseja leer con la música de fondo de «The Last Waltz», el concierto de despedida de The Band en 1976; que contó con la intervención del propio Ferlinghetti.

Santiago Posteguillo, autor de la trilogía sobre Trajano, «envidia» a todas las personas que nunca han leído Jane Eyre, de Charlotte Brontë. Una novela romántica, «con tramas formidables que apuntan hacia lo desconocido para que rías, llores y disfrutes», considera Posteguillo.

Payback: Debt and Shadow Side of wealth, de Margaret Atwood, es otra de las recomendaciones del escritor valenciano. Este ensayo es «una de las mejores explicaciones del origen de la crisis financiera y económica internacional». Un libro que está a la espera de ser traducido al español, pero que puede convertir el verano, en un periodo productivo en términos de aprendizaje de la lengua inglesa. Por otro lado, la obra «profundiza en los entresijos del mundo injusto en el que vivimos y que tenemos que cambiar», apunta Posteguillo.

La escritora valenciana Fani Grande se apunta al fomento de la lectura durante el verano y recomienda leer L' arquitectura de la ficció, de Vicent Usó. Una obra que profundiza en el proceso narrativo. Grande también destaca La casa de Khala, de la periodista Minka Nijhuis. En este último libro «se muestran los días que compartió una familia en Bagdag y la vida de la población civil durante la guerra de Irak en abril y mazo de 2006», explica la escritora.

La pasión por la literatura se podría medir en las veces que uno revisa su antigua librería sobre la cama y vuelve a esos clásicos que le hicieron repensar la realidad. La montaña mágica, de Thomas Mann, Las flores del mal, de Charles Baudelaire, o En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust; son novelas recomendadas por el escritor Fernando Delgado, y a las que siempre vuelve.

Sobre la poesía y los vaivenes que esta trae, Delgado cree que los versos le brindan «la lucidez que trata de robar el espectáculo degradante de la actualidad». «Releo a Cavafis y me tranquilizo, vuelvo a Luis Cernuda y me inquieto con su lucidez, me empeño en volver a «Espacio», de Juan Ramón Jiménez, porque él no me lo perdonaría, y cuando apago el televisor corro a buscar a san Juan de la Cruz para recuperarme de los escenarios de la idiotez», confiesa el escritor valenciano.

Charles Baudelaire escribió que «lo bello es siempre raro». De esa belleza por lo extravagante y por libros inéditos como los recomendados, el amante de la lectura ya puede sentarse sobre el borde de una piscina, a la orilla del mar o en lo alto de la montaña a leer tranquilamente estas grandes obras. Relatos que no pasan de moda, no entienden de estaciones y que los autores, los creadores de la literatura, consideran la mejor opción para estas vacaciones.

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