El Arenal Sound llegó ayer al ecuador de su edición 2017, y en los sounders, estos peregrinos de la música y los festivales que han acudido a pasar la semana en Borriana disfrutando del evento, ya se nota el cansancio provocado por las interminables fiestas, las pocas horas de sueño y el calor que abrasa el camping desde las primeras horas de la mañana.

Los sounders han desarrollado un modo de vida que impregna no sólo el recinto de conciertos, los campings o las playas, sino cualquier punto imaginable de la ciudad. Y es que Borriana se adapta esta semana a las necesidades y gustos de estos jóvenes que la han hecho su casa, para conseguir que el festival más multitudinario del panorama nacional se desarrolle con total normalidad y seguridad.

La vida en el camping empieza temprano. Las altas temperaturas que se alcanzan en la zona una vez pasada la amenaza de lluvia de los primeros días, hace que los primeros rayos de sol despierten a aquellos que se fueron pronto a la cama, que se cruzan en su camino hacia la playa con los que a esas horas se van a dormir. Y es la playa uno de los lugares preferidos de descanso, junto con cualquier lugar que los sounders puedan encontrar con un poquito de sombra: da lo mismo que se trate de una rotonda con césped húmedo, la sombra de un edificio, o con un poco de suerte alguna zona arbolada.

Dormir es necesario, así como también comer e hidratarse correctamente, para aguantar el gasto de energía que suponen las noches de conciertos. Los restaurantes, bares y cafeterías lo saben y preparan ofertas para la ocasión con menús, desayunos e incluso packs de bebidas y comidas más asequibles de lo habitual.

Los ríos de gente se mueven principalmente a estos puntos, en los que es habitual que se pueda cargar el teléfono móvil, y descansar del sol, y también se dirigen hacia los supermercados, que en estos días multiplican las ventas. Mucha agua para combatir la resaca y el calor durante el día, y también bebidas y snacks, para las noches.

Tras las mañanas de descanso y avituallamiento llegan las tardes de playa y beach club. La piscina del recinto de conciertos es uno de los grandes reclamos para poder refrescarse a la vez que se empieza la fiesta con la sesión de los deejays del Pool Stage, el escenario que empieza con sus sesiones a las 14 horas.

Y una vez refrescados en esta zona o en la playa del Arenal, es el momento de arreglarse: acudir a las duchas comunitarias de los campings o a los apartamentos que alquilan con meses de antelación, y acicalarse para lograr el look festivalero tan cuidadamente casual que incluye, este año, maquillaje fluorescente, purpurina, y cualquier elemento llamativo, moderno pero con algún toque hippie, e incluso tribal.

A los sounders les encantan los complementos, que son esenciales para lograr los outfits más especiales, y es por eso que las tiendas de la zona y los puestos de mercadillo también ofrecen gafas de sol, mochilas, riñoneras, chanclas y zapatillas, y, por supuesto, botes de purpurina y maquillaje brillante, diademas con luces led e infinidad de prendas de ropa. Los sounders se adaptan a Borriana y Borriana a los sounders, en una simbiosis que cada año surge de las necesidades de ambos, pero también de las modas y las tendencias que rodean a los festivales y los festivaleros que ven en este un modo de vida, aunque sólo dure seis días.