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Música

Genios en un museo de guitarras

La banda de Catarroja ensaya todas las semanas rodeada de más de 300 instrumentos que su bajista ha ido reuniendo en los últimos años

Esta es la historia de la banda de música Los Genios

Esta es la historia de la banda de música Los Genios

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Esta es la historia de la banda de música Los Genios voro contreras | valència

Basta con adentrarse en una de esas tiendas de discos en las que los vinilos se acumulan como si los hubiera ordenado el mismo Diógenes, para darse cuenta de las cientos de miles de pequeñas historias que se pueden escribir tras apenas seis décadas de historia del rock. Una de esas pequeñas historias es la de Los Genios, una banda que nació a principios de los años 60 en Catarroja, que, como tantas otras, tocó la fama con la punta de los dedos, y que, como tantas otras también, se desintegró cuando sus protagonistas encontraron otros caminos en la vida más ilusionantes (o no).

Pero la pequeña historia de Los Genios tiene un epílogo que no la hace única, pero sí bastante particular al menos en la escena musical de la Comunitat Valenciana. Y es que, tras décadas sin subirse a un escenario, e incluso en algunos casos sin coger un instrumento, sus integrantes decidieron juntarse de nuevo para volver a tocar. Lo hicieron en 2006 para celebrar el 45 aniversario de 'Discomoder', el programa radiofónico conducido por Enrique Gines, en el que más de una vez sonó «Locura», el single que grabaron en 1968 con la ayuda de la compositora Marisa Simó tras no publicarse por razones contractuales el que les correspondía por ganar en 1967 el Festival de los Amantes de Teruel.

Los Genios fueron, y siguen siendo, Eduardo Tarín, José Vila, José Antonio Costa, Pedro Luis Pareja, Bartolomé Gámez y Toni Artis. Y antes de ser Los Genios fueron Los Yubs, una banda de adolescentes que habían aprendido a tocar en las rondallas y charangas de l´Horta Sud hasta que se enamoraron perdidamente de aquella música que en València interpretaba gente como Bruno Lomas y sus Rockeros o Los Pantalones Azules. "Con Los Yubs ganamos un festival en el que participaron muchos grupos valencianos. En la final nos impusimos a Suco y Los Escorpiones".

De aquellos inicios, los actuales Genios recuerdan la competencia que mantenían los conjuntos que, como ellos, provenían de los pueblos con los que habían nacido en la ciudad. O también la ilusión que les supuso comprarse sus primeros instrumentos eléctricos. Después vinieron años de carretera, de muchas ilusiones, como aquellos conciertos en la Feria de Julio, y de muchas decepciones como aquel disco grabado y no editado en 1967. "Pero lo pasábamos muy bien y se ganaba mucho dinero -relata Toni-. En dos meses podíamos hacer perfectamente 50 o 60 actuaciones".

Como le ocurrió a tantas otras bandas de aquellos 60, la transición a los 70, con sus nuevos modos y sus nuevos públicos, fue un paso complicado de dar. También la mili se cruzó en el camino de Los Genios, aunque en ocasiones se las ingeniaban para engañar a la maquinaria bélica y apurar una pernocta para irse a tocar a cientos de kilómetros del cuartel. Pero, finalmente, aquellos primeros Genios se fueron disolviendo, sobre todo tras el abandono del cantante Tony Artis para probar carrera en solitario. Le fue bastante bien: en 1975 fue número 1 en Los 40 principales durante tres semanas consecutivas, con el tema «Ven otra vez». Sus compañeros mantuvieron Los Genios como banda instrumental. También parecía que la suerte les iba a sonreír cuando Nino Bravo se fijó en ellos para que fueran la banda de acompañamiento de Humo, el dúo que había apadrinado el cantante de Aielo y a los que iba a producir cuando ocurrió el fatal accidente que segó su vida en 1973.

Y ahí, aparentemente, acabó la historia de Los Genios. José Vila, el bajista, siguió vinculado con la música como mánager de Juan Bau. Los otros probaron en otras formaciones y finalmente se centraron en sus familias y trabajos hasta aquel 2006 en el que el «cuquet» de la música volvió a aparecer de la mano de 'Discomóder' y de aquel concierto en el Principal. Los viejos amigos desenfundaron sus instrumentos y, con la tranquilidad que les ofrecía unas vidas más que asentadas y las facilidades que suponen las nuevas tecnologías, empezaron a grabar esos LP que en su juventud quedaron demasiado lejos de su alcance. El primero fue «Jóvenes», el segundo «Canas», y el tercero «A nuestra manera». De vez en cuando hacen algún concierto, "alguna cosa benéfica", y todos los jueves, como aquellos chavales que se juntaban en la Catarroja de los 60, se reúnen para ensayar.

Ensayos cada jueves

Y ahora es cuando viene otra de las particularidades de esta pequeña banda de rock valenciana. Los Genios del siglo XXI ensayan en la empresa especializada en equipos de sonido de su bajista. Y lo hacen rodeados de 290 guitarras y bajos eléctricos que José Vila ha ido reuniendo casi desde el mismo momento en el que el grupo volvió a juntarse. "Para mí fue como volver a contactar con la música -explica Vila-. Primero me compré un bajo por internet, después empecé a comprar guitarras. Por mi empresa tengo bastante contacto con tiendas musicales y me empezaron a ofrecer instrumentos viejos, aparatos, micrófonos". Así, junto a la estancia donde ensayan el museo de Vila ocupa dos habitaciones en las que cuelgan 290 Gibson, Fender, Ibanez, Rickenbacker, Yamaha o Wasburn. También hay teclados Farfisa, Rhodes y Hammond, micrófonos de la década de los 40, amplificadores de válvulas de los 60, reproductores de cinta y vinilo... Tiene incluso una copia exacta de la mítica batería de tres piezas Ludwing de Ringo Starr.

No le gusta hablar demasiado de precios, pero señala que se ha gastado por una guitarra desde 300 euros a 6.000. "Ahora me he hecho más selectivo, miro mucho en internet y me baso en un libro de tasaciones de guitarras. No suelo regatear pero tampoco me suelen engañar", señala Vila.

De entre sus piezas preferidas, destaca el bajo que perteneció a Hugo, de Los Ángeles Negros y Los Rockeros, y una Gibson 335 de 1963, el mismo año en el que Vila debutó con los Yubs. Y, sobre todo, un bajo Fender trucado que perteneció a Jaco Pastorius, después a uno de los miembros de Miami Sound Machine y que de vez en cuando ahora usa él para tocar con Los Genios. "Tengo 40 bajos y ninguno suena como ese", asegura. "Quizá algún día pueda abrir un museo, pero ahora miro toda esta colección y no sé qué voy a hacer con ella", confiesa.

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