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Teatro

El «éxito canibal» que mató a Michael Jackson

La Teta Calva lleva al Talia la obra en la que reflexiona sobre los peligros y el precio de la fama a través del mítico artista

Celia Fuentes, Xavo Giménez y María Cardenas en la presentación ayer de su obra en el Talia. v. c. m.

El pasado septiembre, y tras basar su vida en la búsqueda de «likes», la «influencer» Celia Fuentes se quitó la vida. En uno de sus últimos vídeos, grabado a la salida de un festival, la modelo explicaba abatida que no se encontraba bien y que su vida no era tan perfecta como aparentaba sus redes sociales.

Diana, el personaje que interpreta la actriz valenciana Verónica Andrés en la obra «¿Qué pasó con Michael Jackson?» podría ser un trasunto de una Celia Fuentes al borde de la muerte con algo de la «Eva al desnudo» de Joseph L. Mankiewicz por su ambición desmedida por la fama y su obsesión por el cariño de los demás. «Ya tengo pensado en mi funeral, veras cuánta gente viene», dice la protagonista en un momento de esta producción de la Teta Calva que se estrenó ayer en el Teatro Talia, donde permanecerá hasta el próximo 17 de junio.

Diana es una de las protagonistas de la obra. La otra, que se muestra en paralelo a la patética vida y muerte de la «instagramer», es Michael Jackson. «Es la figura central -precisaba ayer en una rueda de prensa el codirector de la Teta Calva y actor Xavo Giménez, autor también del guión junto a la coordinadora de la agrupación María Cardenas- porque supone el éxito apabullante de la persona más famosa de la tierra. Nos acercamos a una persona que lo tiene todo pero está solo. Esto afecta también a la gente de a pie, las personas buscan fama, reconocimiento y ser queridos, aunque sea con un 'like'». «El éxito es canibal», aseguró el dramaturgo.

El propio Giménez calificó el espectáculo de «comedia oscura o punzante» porque hace humor desde la «desgracia», se ha «bajado los pantalones» para vender más entradas: «Lo que queremos es llenar teatros, la pequeña trampa de utilizar la figura de Michael Jackson es un reclamo. Esta bajada de pantalones es muy cómica y muy patética», indicó el autor.

Además de Xavo Giménez y Verónica Andrés, «¿Qué pasó con Michael Jackson?» (que tuvo dos funciones en el Teatre el Musical en febrero), cuenta con la actuación de Carles Sanjaime y en el montaje ha colaborado el bailarín y coreógrafo Toni Aparisi.

En esta comedia, los autores realizan un paralelismo entre la parte conspiranóica de la muerte o no del cantante estadounidense con la historia de Diana. Además, se realiza un «juego morboso» sobre la muerte o no de Michael Jackson, presentando una teoría «conspiranóica, propia de Iker Jiménez, sobre esta. «La muerte vende, somos capaces hasta de morirnos para conseguir el éxito. Hemos traspasado el límite y no nos importaría morir para ser eternos», explicó Giménez. Su compañera María Cardenas reconoció que se trata de una obra muy propia de La Teta Calva. «Siempre hemos trabajado el humor porque es una forma hábil de llegar al espectador, pero siempre lo hemos hecho desde la desgracia. El humor nos permite llenar los teatros». En este sentido, Giménez reconoció que el uso del nombre de Michael Jackson tiene como principal objetivo «la venta de entradas» aunque, advirtió, «no nos interesa atraer al fan de Michael Jackson».

Tras la representación de ayer, actores y autores mantuvieron un debate con el público, en la que se habló de los condicionamientos a «gustar y que te quieran» que atenazan al ser humano contemporáneo. «Siempre hemos estado condicionados por las expectativas que levantamos en la sociedad o en nuestros propios padres, que quieren que seas el mejor y que no pases desapercibido aunque lo quieras», indicó Andrés.

«Desde pequeños nos inculcan a tener éxito, a estudiar lo que estudió papá y no lo que quieres. Empiezas a conectar con el espectador porque todos hemos sufrido ese látigo, unos más que otros. En Michael Jackson es excesivo, hasta llegar a la violencia física, pero la figura del padre es como este mundo tan caníbal, que nos empuja a conseguir metas profesionales, laborales, pero no espirituales», concluyó Giménez.

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