Francia convirtió a los malos en héroes. Alain Delon fue un Mr. Ripley encantador en A pleno sol; Jean Paul Belmondo, un raterillo lleno de atractivo en Al final de la escapada; todos queríamos que la Policía no atrapara a Lino Ventura en A todo riesgo; y todos encantados si a Jean Gabin le salía bien el golpe en Gran jugada en la Costa Azul... A diferencia del cine negro norteamericano de los 60, que con Harry el Sucio, Frank Bullit o Jimmy «Popeye» Doyle le dio el protagonismo al justiciero con placa, el cine negro francés, o «Polar» -nacido en los 50 pero que ha mantenido una magnífica salud hasta nuestros días-, convirtió al delincuente en la figura destacada de films detallistas, cargados de realismo y absolutamente modernos. He ahí, si no, la huella que dejaron cineastas galos como Jacques Becker, Henri Decoin, Jules Dassin, Jean-Pierre Melville, François Truffaut, Bertrand Tavernier o Claude Chabrol en directores como Coppola, Scorsese o Quentin Tarantino (no en vano llamó a su productora A Band Apart como el «polar» que dirigió Jean-Luc Goddard en 1964).

Una de las secciones de la Mostra de València que más éxito está teniendo entre el público es, precisamente, la antología dedicada al cine negro francés, que ya ha ofrecido títulos como 1280 Almas o Dejad que los cadáveres se bronceen. Pero todavía hay tiempo (hasta el próximo viernes) para disfrutar de auténticas joyas de este género europeo que rescató las esencias del cine negro del Hollywood dorado para insuflarle nueva vida.

Es el caso de La Evasión, el clásico de Jacques Becker que se proyectará esta noche a las 22.30 horas en los Babel. Basada en la novela de Jose Giovanni (uno de los grandes ideólogos del asunto) cuenta la historia de cuatro presos que elaboran un metódico plan de huida de la cárcel. Todo se pone en riesgo cuando les asignan un nuevo compañero de celda, al que no saben si informar de sus intenciones de marcharse.

La buena salud del Polar queda patente en películas adaptadas a los usos del siglo XXI como Plaga Final (hoy a las 20.00 horas), aunque aquí el protagonismo cambia de bando ya que es un policía amargado el que debe hacer frente a las misteriosas muertes con mensaje que asolan París. Y tan contemporánea como esencialmente clásica es Enemigo Público Número 1 (20.15), en la que Vincent Cassel interpreta a Jacques Mesrine, un delincuente que se fuga del tribunal encañonando al juez para protagonizar espectaculares atracos.

El miércoles y el jueves a las 22.30 cae uno de los grandes clásicos del cine negro mundial y del género de los atracos perfectos en particular: Rififí, de Jules Dasin. Y antológica es El silencio de un hombre de Jean-Pierre Melville, protagonizada por ese hierático «samurai» que compuso Delon en 1967. Jean Gabin, otro de los inmortales del cine francés, protagoniza el jueves y el viernes un clásico con mujer fatal como es No toquéis la pasta. Y Belmondo y Anna Karina montan una de las huidas más celebres de la historia en Pierrot el Loco,que se proyectará el jueves. Para ir acabando la semana, no está mal sentarse, sufrir (y disfrutar con la música de Miles Davis) viendo Ascensor hacia el cadalso de Louis Mallé que se proyectará el viernes a las 16 horas en el Babel.