El director y actor Alberto San Juan afirmó ayer que la celebración del «ciclo político comenzado en el 78» con la Constitución tuvo, a su juicio, «mucho de funeral» porque «está agotado, y aunque hoy camina, parecen los últimos pasos de un cadáver que aún puede estar varios años en pie». Así lo explicó al presentar su nueva obra de compromiso social y político, Mundo obrero, que dirige e interpreta este fin de semana en el Teatro Principal de València, donde ha calificado de «deber como ciudadano» su crítica a un sistema que «por ser una democracia, aunque mejor que una dictadura, no es bueno per se». «El nuevo ciclo político que está por definir podrá ser progresista y profundizar en la democracia, o reaccionario y retroceder en una democracia ya de por sí débil», señaló para, acto seguido, asegurar que «con la reacción popular en España a la crisis a partir del 15M y el cuestionamiento estructural por primera vez en cuarenta años del sistema, se está viviendo un momento de cambio histórico que los grandes propietarios del capital han aprovechado para presentarse como víctimas y no como agresores». «La reacción contra el procés catalán ha sido la excusa perfecta para tratar de borrar la posibilidad de la organización colectiva popular, para tomar las riendas de nuestra propia historia como pueblo y decidir por dónde tenemos que ir», destaca.

Para San Juan, «en beneficio de los poderes privados y no de los intereses generales intentan desviar la atención a catalanes que se manifiestan, a inmigrantes que llegan en patera, o a Unidos Podemos, como si fueran las grandes amenazas, no los desahucios, los recortes, la desigualdad, la explotación laboral o la concentración de riqueza en una minoría». Para San Juan, el aniversario de la Constitución no se ve desde un único punto de vista, pues puede ser «la conquista de una serie de aspiraciones democráticas, o la frustración de buena parte de ellas».