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Hostelería

Ricard Camarena pide que la Generalitat frene las licencias a las franquicias

El dos estrellas Michelin reclama "unidad" para reivindicar València como destino de calidad

Ricard Camarena pide que la Generalitat frene las licencias a las franquicias

Ricard Camarena "nunca" ha recibido una subvención por parte de las instituciones públicas. Ni las quiere. Quizás por eso, el dos estrellas Michelín, se siente libre para poder enjuiciar el labor de las instituciones. "No quiero un euro, quiero que se dediquen a trabajar por la ciudad", lanza. Camarena, propietario del restaurante que lleva su nombre ubicado en el rehabilitado edificio de Bombas Gens, alza la voz para reivindicar que la Generalitat no solo invierta todos sus esfuerzos en atraer a València a un turismo "de mochileros" sino que también cuide a todos aquellos que, atraídos por la gastronomía, incluyen la ciudad en sus rutas. "València es una potencia gastronómica nacional e internacional. Hay que aprovecharse de los beneficios que ello implica. Necesitamos ser un destino turístico de calidad. No hay un único modelo de negocio, aunque parece que para algunos solo existe el modelo de sol y playa", explica el cocinero tras reclamar que Generalitat, Diputación y Ayuntamiento trabajen juntos y "apuesten" por un turismo que, está demostrado, reporta muchos diviendos. "No van todos a la vez y eso se nota", critica. "La promoción de la ciudad no es mala, pero es muy mejorable", cuestión tras ofrecerse a "gratis" promocionar la marca Valencià.

La apuesta por el turismo de calidad sí se hizo en 2007 coincidiendo con la Copa del América y la Fórmula uno, pero "no era sostenible", "se colapsó" y desapareció con la crisis. Tras reconocer que su 2018 ha sido "brutal", Camarena, reconocido como el undécimo restaurante del mundo por su cocina con vegetales, verduras y hortalizas y nombrado mejor cocinero internacional en la guía 2019 que edita Identità Golose, reclama que se legisle a quien se le dan las licencias para abrir nuevos locales. "Me horroriza lo que está proliferando",lanza en referencia a las grandes franquicias que en los últimos tiempos han abierto en la capital y que, indirectamente, han acelerado el cierre de otros locales tradicionales. "Es una pena que proliferen las franquicias en una ciudad en la que hay tanta y tanta cultura gastronómica. Los bares no pueden desaparecer. Los políticos no pueden ser espectadores de lo que está pasando. Tienen que tomar decisiones", apunta tras reconocer que, si bien a título personal muchos políticos han pasado por su local, "ninguno" a nivel institucional. "Cuando gané la segunda estrella, el resident Puig me mandó una carta, pero nadie más. Bueno, le llamó el presidente de Mercadona", reconoce, sin querer ahondar más en ellos.

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