La predela -parte inferior- del Retablo de San Jorge del Centenar de la Ploma, la joya gótica de Marçal de Sas (alguna veces escrito como Sax), espera paciente en el taller del Museo de Bellas Artes. Pasará en breve por las manos de los expertos y técnicos del Instituto Valenciano de Conservación, Restauración y Investigación (Ivacor), quienes serán los encargados de intervenir, por primera vez, estas tablas valencianas con más de 600 años de historia.
Hace diez días, el pasado 25 de abril, llegó tras dos jornadas de viaje por carretera procedente del Victoria and Albert Museum de Londres. Estará en València hasta, por lo menos, octubre de 2020, una vez finalizados los trabajos de restauración, cuya fase final tendrá lugar a ojos de los visitantes en la planta baja del museo. Entre las próximas intervenciones del exhaustivo trabajo de restauración, destaca un TAC que el equipo del Ivacor realizará a la obra en el Hospital Clínico de València, y al que asistirán también dos restauradoras del museo británico.
Ayer mostraron esta pieza la directora general de Cultura, Carmen Amoraga, y la subdirectora del Ivacor, Gemma Contreras, quienes no pudieron ocultar su satisfacción de presentar las 10 tablas que forman la pieza inferior.
Contreras desveló algunas curiosidades sobre la obra, aquellas solo se pueden observar de cerca, con el privilegio de quien trabaja sobre una joya de estas características. Las dos tablas que forman la parte inferior del retablo muestran diez escenas de la vida de Cristo. Recordó la responsable del Ivacor que en sus inicios el retablo estaba en la hoy desaparecida Capilla de San Jorge, en la plaza Rodrigo Botet. Allí, los fieles tenían acceso a la predela, al situarse a su misma altura. De ahí que los rostros de los «malos», aquellos que «martirizaron» a Cristo, aparezcan con los rostros rayados. «Los fieles los borraron», explica Contreras, quien además mostró los restos de cera sobre la pintura, que se desprendieron de los cirios que decoraban la capilla. Sin embargo, del arduo y meticuloso proceso de restauración que llevarán a cabo, esas marcas sobre las caras de los personajes se salvarán. «Forma parte de la historia de la predela», dijo la responsable del instituto.
El retablo habría estado en San Jorge hasta al menos 1864, fecha en la que fue posible víctima de la desamortización para pasar después manos de un anticuario francés, quien finalmente lo vendió al museo británico que hoy lo conserva. En la puja también estaba el Louvre de París. Tanto Amoraga como Contreras se mostraron ilusionadas con la última fase del proyecto de restauración de la predela, que será expuesta junto a un dispositivo 3D que permitirá al público conocer la València del siglo XV, el taller donde se creó el retablo y disfrutar de la experiencia de «entrar en el retablo».
