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"La faena a 'Beato' en Las Ventas fue un milagro de emoción"

El próximo miércoles se cumple el décimo aniversario de la histórica despedida de Esplá en Las Ventas

"La faena a 'Beato' en Las Ventas fue un milagro de emoción"

El próximo miércoles 5 de junio se cumplirá el décimo aniversario de la histórica faena de Luis Francisco Esplá a «Beato», de Victoriano del Río, en su gloriosa despedida por la puerta grande de Las Ventas. Era el octogésimo octavo paseíllo en Madrid del maestro alicantino y, tras 33 años de alternativa, quiso decir adiós al lado de Morante de la Puebla y Sebastián Castella. Para el ganadero Pablo del Río, «Beato» fue, junto a «Cantapájaros» -estoqueado por El Juli en 2007- y «Dalia» -toreado por Manzanares en 2016-, «uno de los mejores toros que hemos lidiado en Madrid. Recuerdo que en los corrales no gustó a las cuadrillas porque era enorme; pesó 620 kilos aunque de la ganadería salió con 680 kilos. En la muleta demostró que, por mucho peso que tuviera, la bravura sacó esa fuerza suficiente para embestir con obediencia y humillación».

Del Río también rememora que esa tarde hizo mucho viento pero «que la magia de Las Ventas concentró toda la tensión en ese cuarto de la tarde para que 'Beato' y Esplá protagonizaran un capítulo muy emocionante».

El colorado «Beato», premiado con la vuelta al ruedo, serio y amplio pero bien hecho, era hijo de «Alcalde», número 61; y nieto de «Aldeano», semental burraco que el criador madrileño compró a Luis Algarra; dos ejemplares históricos que han formado la vacada de Victoriano del Río. De hecho, el creador de la ganadería madrileña solo tiene tres cabezas de toro disecadas en su casa particular: «Beato», «Cantapájaros» y «Aldeano», la trinidad de animales que han marcado la evolución de la divisa de Victoriano del Río. Todas las demás están en la finca El Palomar, en Guadalix de la Sierra.

Esplá manifiesta que «la faena fue un milagro de emoción y conforme pasa el tiempo me cuesta verbalizar las sensaciones vividas por el desgarrado y desmadejamiento que sentí. Me acuerdo que estuve inspirado, a pesar de la propia presión de torear Madrid, porque me dejé llevar por la entrega». Sobre el toro, la figura alicantina recuerda que «vi su gran condición en el caballo cuando, en el segundo puyazo, metió la cara abajo y empujó con los riñones».

La tarde registró el «no hay billetes» en la llamada Feria del Aniversario y muchos amigos arroparon a Esplá. El dramaturgo catalán Albert Boadella, que se encontraba en el callejón, explica que «es de los actos más emocionantes que he vivido en mi vida porque jamás una despedida puede ser tan extraordinaria. Esplá es un torero inteligente y un gran artista porque comprende muy bien el arte. De hecho, creo que es el torero más inteligente que ha habido porque tiene un sentido común absolutamente excepcional». Su hijo Alejandro puso el broche de oro sacando a su padre en hombros por la quinta puerta grande de la trayectoria de un maestro para la historia.

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