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Semana Grande

Ureña se consagra en Bilbao

El diestro de Lorca sueña el toreo y logra un impresionante botín de cuatro orejas

Ureña se consagra en Bilbao

Los sueños se cumplen, aunque antes haya que soñarlos. Parece de Perogrullo, pero no lo es. Retrocedamos hasta hace casi un año, al 12 de septiembre de 2018, a la plaza de toros de Albacete. Un toro de Alcurrucén le propina un certero y fatal pitonazo en el ojo izquierdo que le nubla la visión a nuestro protagonista. Meses de incertidumbre en los que el torero libra una batalla sin cuartel contra la adversidad y se fija un lugar y una fecha para comenzar de nuevo: València, 16 de marzo de 2019. Lo que sucedió en el coso de la Calle Xàtiva ya sorprendió a propios y extraños. Una recuperación en tiempo récord que fue refrendada por el coletudo en la madrileña Feria de san Isidro, abriendo la primera puerta grande de su carrera. Ver para creer; o creer para ver? con el alma, con el corazón.

La actuación de Ureña en Bilbao el pasado viernes 23 de agosto ha sido un paso al frente más allá de la recuperación de la persona y el torero. Es la consagración definitiva de un artista en el sacrosanto templo vizcaíno y en el planeta taurino. Todo en uno. Torear es eso: ofrecer la vida en cada lance sin que te importe nada más. Que los naturales broten de tu alma y que la íntima emoción traspase el juego de la lidia; que, como le confesó Belmonte a Chaves Nogales «al torero, cuando termine la faena, se le salten las lágrimas o tenga esa sonrisa de beatitud, de plenitud espiritual, que el hombre siente cada vez que el ejercicio de su arte „el suyo peculiar, por ínfimo o humilde que sea„ le hace sentir el aletazo de la Divinidad».

Sorprende Luis David

Otra de las grandes noticias de esta Semana Grande que finaliza hoy ha sido la seria y comprometida actuación de un joven diestro mexicano en la corrida de Garcigrande, acartelado con dos figuras del toreo: Ponce y El Juli. Luis David Adame destacó en su faena al sexto de la tarde, al que consiguió enjaretarle dos series de naturales de muchos quilates y que, tras dejar una emotiva estocada recibiendo al toro, a punto estuvo de abrir la puerta grande.

Por su parte, Diego Urdiales, El Juli y Emilio de Justo han dejado su poso en el negro albero de Vista Alegre. El riojano, gracias a una faena de toreo inmarcesible y otra obra de raza y disposición. El madrileño, sobrado de facultades y de ciencia taurómaca; y, finalmente, el extremeño, por su irresistible ascensión en la bolsa de cotización taurina, gracias a un toreo de una personalidad, compromiso y dimensión que apunta hacia la parte alta del escalafón de matadores la venidera temporada.

En el capítulo valenciano, Román Collado continúa su recuperación del tremendo cornalón sufrido en Madrid. El joven de Benimaclet se ajustó con un exigente toro de Torrestrella que debe ser punto de inflexión para recuperar la senda del triunfo.

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