«Jalas» significa «basta» en árabe. Es una palabra muy utilizada en la sociedad palestina, sobre todo en los últimos 70 años, lo mismo que lleva el conflicto israelo-palestino en activo. «Cuando alguien dice jalas, es que algo se acaba, y de repente», explica Olga Arias, quien ha titulado su primer trabajo cinematográfico con esta palabra tan «sonora» y «fuerte», igual que la tensión en las calles de Jerusalén, Cisjordania y Haifa. Jalas es un mediometraje documental que sigue la pista a tres jóvenes palestinas, destinadas a no conocerse jamás a causa de las fronteras que limitan el territorio palestino. Jalas se estrena mañana en los Cines Babel, en el marco de la Mostra de València.
Arias, una educadora social asturiana afincada en València, conoció el conflicto a través de un cómic. «Me marcó. No podía dejar de leerlo», asegura la cineasta y trabajadora de la Cruz Roja. Aquel impacto le llevó a viajar en solitario a Palestina para conocer de primera mano la realidad del conflicto. Después vinieron otros viajes más. «Estuve en un campamento de verano para niños y niñas palestinos. Cuando me iba a ir le pregunté a una de las madres cómo podía ayudar a la causa. Solo me dijo una cosa: 'Cuenta lo que has visto'». Ese fue el germen de Jalas y de una amistad que continúa. «En aquel campamento conocí a una de las protagonistas del documental, aún hoy seguimos hablando todos los meses». Arias habla de Baraá, que como el resto de niños palestinos, «cuentan de manera fluida y coherente el conflicto». «Es lógico porque esta situación está muy presente en su día a día. Baraá me dijo una cosa que me sorprendió: 'Lo único que queremos es vivir tranquilos todos juntos'. A pesar de todo, no sentía odio hacia los israelíes. Ellos solo quieren vivir como antes de la guerra», explica Arias. El día a día del pueblo palestino es contado por Baraá, Rima y Tasneem, tres jóvenes que no han tenido la oportunidad de vivir, en libertad, su propia identidad. Y es que Jalas también retrata la realidad de los niños y jóvenes que no han conocido la paz. «Más de 2.070 menores palestinos han sido asesinados por tropas, guardias de seguridad o israelíes desde el 2000. También son arrestados y juzgados por Tribunales Militares, pero parece que no pasa nada. Israel está vulnerando los derechos humanos y ningún organismo internacional interviene. Los niños palestinos están olvidados», asegura la cineasta.
La cinta también narra la situación de aquellos que viven en los campos de refugiados. Según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA), 6 millones del total de la población de esta nación es refugiada, lo que convierte a estos palestinos en el colectivo de refugiados más numeroso y antiguo del mundo.
Según la Mostra de València, «las familias de estas niñas no se conocen, pero comparten un trauma común, transmitido de abuelos a padres; de madres a hijas. Pertenecen a un pueblo desplazado y oprimido como consecuencia de la ocupación israelí de los territorios históricos palestinos, que comenzó en 1948 y todavía sigue expandiéndose, a pesar de la oposición de Naciones Unidas, el Tribunal de la Haya y la Corte Internacional de Justicia».
Arias asegura que eligió el cine para contar esta historia por su capacidad para «llegar a la gente». «El cine es el mejor medio para dar a conocer la realidad de los conflictos. Es una herramienta fiel para situar al espectador en un lugar determinado y escuchar una historia que le es muy lejana», explica.
Equipo valenciano
El documental, que ha contado con la colaboración de la Asociación Europea de Cooperación con Palestina (ASECOOP), ha sido desarrollado a partir de un guion de Olga Arias y Marta Moreira. El equipo se completa con Pepe Ábalos como realizador y Ginebra Pastor en la producción técnica. Los autores de la banda sonora son el grupo barcelonés Wind Atlas y el multiinstrumentista valenciano Efrén López, especializado en músicas antiguas del Mediterráneo oriental y Oriente Medio.
La proyección de Jalas tendrá lugar el 29 de octubre a las 20 horas y después habrá otro pase a las 21.15 horas.
