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Tribuna

Un premio sin sorpresa

Un premio sin sorpresa

La Academia Española de Gastronomía reconoce a Ricard Camarena con un premio que suena a deuda saldada. Llega tarde y llega mal. Esta institución viene premiando a cocineros tan consolidados que ya no hay lugar para la sorpresa. Año tras año se van desgranando los nombres de chefs que están ya en todos los congresos, todas las guías y todos los periódicos. Profesionales con demasiados reconocimientos como para que este premio les embargue de alegría y le aporte al público algo nuevo. Si analizamos los últimos premios otorgados nos encontramos con una bonita colección de viejas glorias de la cocina: Albert Adrià, Víctor Arguinzoniz, Eneko Atxa? Lo único que se le ocurre a uno cada año cuando escucha el nombre del premiado es «¿cómo no se lo han dado antes?». Ninguna sorpresa, ningún descubrimiento. Tampoco la Academia justifica de una manera sólida porqué entrega el premio. Uno esperaría un discurso sesudo de estos académicos explicando el valor del trabajo del cocinero en cuestión, pero en su defecto recibe una nota de prensa donde parecen más interesados en poner en valor el nombre del patrocinador que en explicarnos los méritos del premiado. Me gustaría poder escribir que con este premio la Academia viene a reconocer el gran trabajo creativo de Ricard Camarena, su investigación entorno a los productos de la huerta, su obsesión con sustentar el menú en una cocina verdaderamente creativa que huye de plagios y se expresa con firma propia? Pero temo que detrás de este premio no hay más reflexión que tachar al siguiente en la lista de cocineros famosos. Nada nuevo bajo el sol.

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