Trabajó junto al nobel Severo Ochoa en la Universidad de Nueva York y desarrolló su labor investigadora en el campo de la bioquímica y la biología molecular.

Margarita Salas, que ha fallecido exactamente el mismo día que nació la histórica científica Marie Curie, tenía 80 años pero todavía se encontraba en activo y acudía a diario a su laboratorio en el Centro Nacional de Biología Molecular Severo Ochoa, centro mixto del CSIC y la Universidad Autónoma de Madrid. Tenía la categoría «ad honorem», que permite a los científicos continuar su labor investigadora más allá de la edad establecida para la jubilación.

La investigadora asturiana había sido galardonada con los principales premios científicos nacionales, entre ellos el «Ramón y Cajal» de Investigación Científica (año 2000), el Premio Nacional de Investigación (2001), el Premio Mapfre a «Toda una vida Profesional» (2009) o el Clara Campoamor del Ayuntamiento de Madrid.

El pasado año Salas ganó el Premio Inventor Europeo 2019, uno de los galardones internacionales más prestigiosos, por su trabajo pionero en genética y biología molecular. El trabajo en el laboratorio le permitió conocer cómo se replicaba el ADN del virus, que tenía unas cualidades óptimas para multiplicar el material genético. Esta característica lo hacía interesante como herramienta para hacer las copias de ADN que muchas veces se necesitan para los análisis de pequeñas muestras recogidas en un lugar del crimen o en un yacimiento arqueológico. La investigadora, que estuvo casada con el también científico Eladio Viñuela (fallecido en 1999), patentó su sistema de amplificación de ADN en EE UU en 1989 y después en Europa en 1997 a nombre del CSIC. Durante los seis años en que la patente estuvo activa, generó más de seis millones de euros. Se estima que los productos que incorporan la tecnología desarrollada por Salas rondarán los 150 millones de euros en 2020.