La infanta Pilar de Borbón, hermana mayor del rey Juan Carlos, falleció ayer a los 83 años en Madrid tras haber permanecido ingresada en una clínica de Madrid desde el pasado domingo. A la duquesa de Badajoz se le diagnosticó el pasado año un cáncer de colon que la obligó a pasar por el quirófano en febrero y a someterse a un tratamiento de quimioterapia. Tanto el rey Juan Carlos como la reina Sofía acudieron ayer al Hospital Ruber Internacional después de que la familia les comunicara que el estado de salud era muy grave.

Pasadas las 14.30 horas, al poco de confirmarse el fallecimiento, ambos abandonaron la clínica, donde también estuvo la otra hermana de doña Pilar, la infanta Margarita, su marido, Carlos Zurita, y otros familiares. La capilla ardiente se instaló en la casa donde vivía la primogénita de los condes de Barcelona. Don Juan Carlos, que el domingo cumplió 82 años, ya visitó a su hermana el martes, cuando su salud había empeorado. Desde su ingreso, la infanta Pilar había estado arropada por sus cinco hijos -Simoneta, Juan, Bruno, Luis y Fernando- y otros allegados.

Al cierre de esta edición estaba previsto que los reyes Felipe y Letizia visitaran la capilla ardiente para trasladar sus condolencias a los allegados de la duquesa de Badajoz.

A mediados de noviembre, se le vio por última vez en público durante el rastrillo benéfico de Nuevo Futuro, la ONG de la que ha sido presidenta de honor durante más de 40 años. «Hay días en que me encuentro bien y otros peor», dijo entonces la duquesa de Badajoz, quien quedó viuda en 1991 tras morir su marido, Luis Gómez-Acebo, con 57 años a causa de un cáncer linfático.

La primogénita de don Juan de Borbón y de doña María de las Mercedes nació en Cannes (Francia) el 30 de julio de 1936, el mismo día que su padre cruzó la frontera para incorporarse a la Guerra Civil. Cuando tenía sólo unos meses, se trasladó la familia a Roma, donde se encontraban sus abuelos, y en febrero de 1946, se mudaron a Estoril (Portugal), donde estudió enfermería.

En su condición de infanta, tenía tratamiento de alteza real, si bien, al casarse con Gómez-Acebo, que no tenía sangre real, se vio obligada a renunciar a sus derechos sucesorios. La boda, por la que su padre le otorgó el título de duquesa de Badajoz, compartido con su marido con el visto bueno de Francisco Franco, se celebró en el Monasterio de los Jerónimos de Belém, a 30 kilómetros de Villa Giralda, donde residía exiliada la Familia Real.