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Un volcán, un cambio de sede y dos guerras

Los Juegos Olímpicos modernos han tenido que cancelarse hasta en cuatro ocasiones en toda su historia

No es la primera vez que el mundo se queda sin Juegos Olímpicos. La competición volvió a inaugurarse en la era moderna en la ciudad de Atenas en 1896 de la mano de Pierre Coubertin y en su tercera edición, la de 1904, ya saltó la polémica. El evento estaba programado en Chicago pero el presidente de Estados Unidos, Theodore Rossevelt, cambió la sede a San Luis, donde ya estaba organizada otra exposición.

Para los Juegos de 1908, la erupción del monte Vesubio alteró los planes del Comité Olímpico. Roma era la ciudad escogida para la celebración de los cuartos Juegos de la era moderna, pero el Gobierno italiano tuvo que maximizar sus esfuerzos en reconstruir la ciudad de Nápoles, arrasada por el desastre natural, y no pudo asumir el peso logístico de las Olimpiadas. Finalmente, Londres acogió la competición.

Por otra parte, las Olimpiadas fueron uno de los eventos afectados por las dos Guerras Mundiales que se produjeron durante el siglo XX. En la primera contienda bélica, entre 1914 y 1918, Berlín era la sede escogida para celebrar la sexta edición de los Juegos modernos, en 1916, pero el estallido de la guerra, con Alemania además entre las implicadas, provocó la suspensión.

La II Guerra Mundial, que transcurrió entre 1939 y 1945, también obligó a cancelar los Juegos de 1944, que debían celebrarse en Londres. Tras la finalización de la guerra, los Juegos han tenido que solventar graves crisis, como los atentados en Múnich 1972 y Atlanta 1996, pero nunca se habían visto alterados como ocurre ahora con Tokio 2020, que se disputarán en 2021.

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