No existe «nueva normalidad» en las pujas de arte. Todo sigue igual tras el confinamiento. La mejor casa de subastas de España, Fernando Durán en Madrid, organizó ayer la venta de un lote de pinturas de arte contemporáneo y pintura antigua, con obras de los valencianos Sorolla, Pinazo y Benlliure.
El mercado de Sorolla parece estancado. Ayer salía a subasta el pequeño óleo sobre tabla Paleta de pintor (1896-1897), un cuadro decorado por seis artistas, dedicado por Sorolla con firma y rubricada «Al amigo G. Peyro», pero no encontró comprador. El detalle «Cabeza de mujer» es original del maestro valenciano, pintado hacia el año 1896. Los otros cinco artistas que decoran la paleta son: Julio Cebrián Mezquita («Cabeza de árabe»); Pedro Ferrer («Calatayud Marina»); Mariano Benlliure («Tres monjas en oración»); Isidoro Garnelo («Palacio veneciano») y Mariano García («Mas Niño»).
Igual la pequeña aportación de Sorolla al cuadro desanimó a los coleccionistas. Ahora se queda en «sala» de la Fernando Durán, lo que significa que puede venderse en cualquier momento. En cambio, Ignacio Pinazo puja al alza. Su cuadro «Retrato de don Carmelo Lacal», un óleo de 1888 del retrato de un mecenas de la época dobló su precio inicial de 6.500 euros y se vendió por 18.000.
La pintura de Soledad Sevilla, de la serie de Las meninas, en concreto la VIII, que salía con un precio de 15.000 euros fue adjudica por 18.000. También consiguió comprador el cuadro de Juan Antonio Benlliure, Lectura en la mecedora, un pequeño e insignificante óleo, por 1.100 euros.
Paisaje con bodegón de frutas de Tomás Yepes, una de las máximas expresiones del barroco valenciano que salía a la venta con un precio inicial de 55.000 euros, tampoco se vendió.
Lorena García Mateu
La pintora valenciana Lorena García Mateu, por otra parte, inaugurará en la galería londinense Kristin Hjellegierde, junto al escultor británico, Richard Stone, del 26 de agosto al 19 de septiembre. Además, tiene prevista, para el próximo otoño, una exposición individual en el Lobby Art Gallery del Hotel Emperador de Madrid.
«Los pintores solemos pasar mucho tiempo solos en el estudio, por lo que mi rutina durante el confinamiento no se ha modificado mucho. Estos meses he podido preparar la próxima exposición de Londres», asegura la artista.
