El destino que corrieron las apasionadas cartas que Benito Pérez Galdós escribió a su amada Emilia Pardo Bazán es un misterio e, incluso, se barajó la posibilidad de que hubieran sido destruidas. Pero un librero anticuario de Madrid asegura que hay 80 de ellas en una biblioteca particular.

Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 10 de mayo de 1843-Madrid, 4 de enero de 1920) y Emilia Pardo Bazán (La Coruña, 16 de septiembre de 1851-Madrid, 12 de mayo de 1921) mantuvieron una relación de amistad a lo largo de muchos años, pero durante dos fueron amantes, mientras ella estaba casada, y su correspondencia epistolar fue fogosa.

Tal como adelantó ayer la Cadena Ser, el librero madrileño ha tenido ocasión de leer algunas de las cerca de cien cartas que el escritor canario le remitió a su amante y, entre otras cosas, recuerda cómo en una de ellas se leía que Galdós le decía: «estoy deseando volver a verte para comerte los pechos».

De las cartas que la escritora gallega envió a Galdós se conservan poco más de 90, pero las que el autor de Los Episodios Nacionales escribió a su amada no se encuentran. Hay muchas teorías, e incluso se ha dicho que Carmen Polo las quemó cuando llegó al Pazo de Meirás, donde anteriormente vivía Emilia Pardo Bazán.

Y cuando está a punto de finalizar el año en el que se ha celebrado el centenario del nacimiento de Benito Pérez Galdós, el librero anticuario Guillermo Blázquez, perteneciente a la Asociación de la Cuesta del Moyano de Madrid, sostiene que no están en paradero desconocido, sino «privado» porque las vio hace 30 años en una biblioteca particular, que no revela.

Los propietarios de las cartas no quieren hacerlas públicas ni quieren venderlas, algo que el librero lleva intentando todos estos años. «Son bastantes, unas 80, no todo el epistolario que debió de ser muy amplio» a lo largo de los años, y están en muy buen estado, explica el librero y anticuario en una entrevista.

De las cartas de Galdós a su amada que Blázquez pudo pudo leer en esa biblioteca y «para la época en la que se escribieron, eran de un tono bastante subido. Hoy día sería casi ridículo, desde luego no pornográfico como se comenta...subidas de tono, un poco eróticas».

Está convencido de que eran cartas manuscritas del autor de los Episodios Nacionales: «Estaban firmadas, a no ser que fueran falsificaciones...», indica.