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Los expertos avalan la colección "millonaria" donada al Bellas Artes

«Con lo que donó en 2019 al Prado no se podría comprar ni una cuarta parte del Rubens que llegará a València»

El coleccionista Rudolf Gerstenmaier en la exposición de su colección de arte flamenco realizada en 2014 en Castelló. | C.RIPOLLÉS

A día de hoy es difícil hacer una valoración económica de la colección de arte flamenco que Hans Rudolf Gerstenmaier y Leoncio Fernández Vallejo han donado al Museo de Bellas Artes de València. Pero ahí va un dato para hacernos una idea. En 2019 El Prado estimó en 688.667 euros el valor de las once obras del XIX, entre ellas varias de Sorolla y Zuloaga, que estos dos coleccionistas entregaron a la pinacoteca nacional. «Con esa cantidad no se podría comprar ni una cuarta parte de Virgen de Cumberland de Rubens que va a venir aquí», apuntaba ayer el director del museo de la calle San Pío, Pablo González Tornel.

Hasta que no se haga oficial la relación de las 41 obras que llegaran al Bellas Artes a principios de verano, y que se prevé que se muestren en público a partir de la segunda quincena de septiembre, es imposible «tasar» la «millonaria» herencia recibida por parte del coleccionista alemán fallecido por coronavirus el pasado 30 enero, aseguraba ayer González Tornel.

De todas formas, más allá del económico, el gran valor que esta colección aporta al Bellas Artes es el de completar un relato pictórico en el que el arte del siglo XVII proveniente de los Países Bajos está ahora representado por el espectacular Retrato de Francisco de Moncada, de Anton van Dyck (recuperado en febrero tras varios años de restauración) y poco más.

Los expertos avalan la colección «millonaria» donada al Bellas Artes

Así, según destacaba el director del museo, la llegada de la colección monográfica de Gerstenmaier equilibra y completa el dominio de la escuela barroca española e italiana, pero también el de la de pintura religiosa sobre otras temáticas.

«Por los orígenes del museo tenemos una proporción muy superior de pintura religiosa que de cualquier otro género -indicaba ayer González Tornel-. Pero esta colección tiene mucha pintura de género además de religiosa: naturalezas muertas, paisajes y pinturas de flores... Añadirlas a nuestra colección nos viene bien porque ayuda al visitante a no aburrirse».

El pasado 30 de diciembre -justo un mes antes de fallecer-, Gerstenmaier modificó su testamento para donar al Bellas Artes una parte de su colección privada, una de las más importantes de España. La decisión, asegura González Tornel, no la supo el director del museo hasta que hace dos semanas se la comunicó Fernández Vallejo, viudo del empresario.

Lo curioso del caso es que, tal como apuntaba ayer el director, el Bellas Artes no forma parte de la lista de medio centenar de centros culturales de Europa y América a los que el matrimonio de coleccionistas ha ido cediendo temporalmente sus óleos y grabados para exponerlos al público. Por ejemplo, cuando la muestra «De Rubens a Van Dyck» estuvo en 2014 València se exhibió en el Centre del Carme. «Rodolfo y Leoncio tenían la idea de que la colección no se desintegrara cuando faltaran, y por algún motivo decidieron que la parte más importante de su colección acabara en la del Bellas Artes», explicaba González Tornel.

La calidad de la colección está, según el director, avalada por esta amplia difusión que ha tenido en los últimos años pero también por los estudios que de ella han realizado expertos de la talla de Matías Díaz Padrón, presidente de honor del Instituto Moll especializado en pintura flamenca. Una de las investigadoras de este instituto, Magdala García Sánchez de la Barreda, participó en 2012 en la catalogación de la pintura flamenca de la colección Gerstenmaier.

La directora del Instituto Moll, Ana Diéguez-Rodríguez, resaltaba ayer que la donación de esta colección privada, una de las más importantes de España, «es una noticia espléndida, no solo para el Museo Bella Artes porque complementa muy bien la colección que tiene, sino también para otros coleccionistas que tienen piezas maravillosas y que pueden ver cómo en museos de provincias pueden lucir mejor que en museos nacionales, donde puede quedar más diluido».

La donación de Gerstenmaier al Museo de Bellas Artes incluye obras maestras de Rubens, Gaspar Peeter Verbruggen, Marten des Voos o Van Dyck, pero, según adelantó ayer Pablo González Tornel, no la «Adoración de los magos» del círculo de Von Groote que sí se mostrado en varias exposiciones.

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