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Nativel Preciado

"En la grandiosidad de África te sientes como un animalillo más"

«No hay ni un rincón del planeta que se haya escapado del coronavirus. O vivimos acordes con la naturaleza o esta se tomará la justicia por su mano», asegura Nativel Preciado

La escritora periodista y Nativel Preciado, con el Premio Azorín. | ÁLEX DOMÍNGUEZ

Nativel Preciado (Madrid, 1948) acaba de publicar El santuario de los elefantes (Planeta), una novela escrita en pleno confinamiento que le he servido para viajar hasta África. Una «alegoría», como ella misma dice, de la fuerza de un continente, aunque maltrecho por la acción de seres ambiciosos e inhumanos.

¿Cómo nace «El santuario de los elefantes»?

Es una especie de alegoría. Quería contar cómo son algunos nuevos ricos que se hacen insaciables con fortunas ilegítimas.

¿Por qué en África?

Porque me parecía la mejor manera de mostrar a estos personajes que viven de espaldas a la vida y a los demás, situarlos en un lugar, como África, en concreto en Tanzania, donde existen los mayores lujos conviviendo con la mayor pobreza. Quería enfrentarlos a un mundo hostil que creen que dominan y resulta que no. La naturaleza les puede, como a todos nosotros.

¿Por qué elefantes y no leones como símbolo de África?

Es el animal con el que no se atreven otros, encarna el espíritu y el alma de África y, desgraciadamente, están en peligro de extinción. Gracias a proteccionistas y santuarios de elefantes, se trata de recuperarlos para rehabilitarlos y que sobrevivan. Sería tremendo que un animal tan maravilloso desapareciese.

La novela muestra la fuerza de la naturaleza.

No hay ni un rincón del planeta que se haya escapado del coronavirus. Un pequeño virus ha podido más que todos los ejércitos, multinacionales o lo que el ser humano ha hecho para defenderse de la naturaleza. Ha sido ella la que ha podido. O vivimos acordes con la naturaleza o esta se tomará la justicia por su mano.

Usted misma ha dicho que es una novela muy diferente a todas las que ha escrito.

Ha sido efecto del confinamiento, de tanta incertidumbre, de no saber qué pasará en el futuro. Me ha servido para experimentar: viajar encerrada en cuatro paredes, conocer lugares a través de Google, manejar tantos personajes, hacer una novela de aventuras, hacer un viaje por África. Tenía muchas inseguridades, pero ha salido bien.

¿La planteó así?

No, pero surgió así. Iban apareciendo historias. A algún personaje lo planeé de una manera y, de repente, le empiezo a coger manía y creo que eso se los transmito al lector.

Casi le serviría de terapia durante el confinamiento, de poder viajar.

Es un privilegio ser escritora y poder crear mundos sin tener medios, solo un lápiz, papel u ordenador. Es una bendición poder escaparte de la realidad.

¿Es un cuento, una novela de viajes, de aventuras...?

Soy poco de clasificar. Es todo eso y una novela que espero que sea entretenida y poder trasmitir lo que yo siento en determinadas cosas al lector.

¿Nos ha cambiado la pandemia?

Algo queda. No de un manera masiva, pero algo tenemos que haber aprendido. He releído [Yuval Noah] Harari y él dice que el homo sapiens ha sido una especie de asesino en serie, la más de la historia. Es quizás demasiado radical (ríe), pero en la grandiosidad África te sientes como una animalillo más, como parte de la naturaleza.

¿Esta novela hubiera sido diferente de no haber existido esta pandemia?

Sí, eso me ha influido a la hora de ser más radical a la hora de escribir de los animales, de la naturaleza y de África. Me ha llevado por un camino que yo no pensaba tomar en ese momento.

¿Da más alegría recibir premios como el Azorín en tiempos de pandemia?

Sí. Ha sido muy especial porque era el primero al que asistía después del confinamiento.

¿Qué proyectos tiene en mente?

Tengo algunos cuadernitos con personajes e historias pero no puedo decir nada porque no sé lo que va a salir.

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