Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Noa: cercana estrella internacional

La israelí Noa eligió los jardines de Viveros como lugar en el que iniciar su gira internacional

5

Concierto Noa en los Jardines de Viveros

 La israelí Noa eligió los jardines de Viveros como lugar en el que iniciar su gira internacional de presentación de su nuevo álbum Afterallogy, en el que interpreta estándares de jazz con calidez, elegancia y emoción. Lo ha grabado aprovechando el confinamiento pandémico y muy poco después de haber publicado Letters to Bach, donde homenajeaba al genio barroco poniendo voz a diversas piezas de su obra. Cartas que expresan su preocupado sentir por el rumbo que toma nuestro mundo en la actualidad, repasando asuntos como la violencia, la eutanasia, el calentamiento global o los derechos humanos.

En su recital del viernes no hubo rastro de este trabajo producido por el legendario Quincy Jones y, por el contrario, pudimos disfrutar de la vertiente más melódica, lúdica y desenfadada de una verdadera estrella mundial. Ciertamente es difícil no quedar impresionado por la característica y personal voz de la cantante y por su carismática y a la vez humilde presencia en el escenario. Con un sobrio mono negro de tirantes y pantalón tableado, Achinoam Nini, que es el verdadero nombre de la diva de Tel Aviv, derrochó clase sobre las tablas del Real como si fuera una etérea divinidad mediterránea. Lo hizo ante un acogedor, aunque escaso público, quizá porque todavía pesa mucho el reparo a consumir cultura fuera de casa, sobre todo en personas de cierta edad, target natural de nuestra protagonista. Y todo pese a las escrupulosas medidas anticovid excelentemente planificadas por la organización.

Noa inició el recital cantando en castellano y saludando en valenciano, escoltada por su inseparable guitarrista Gil Dor. Tuvo un recuerdo para Joaquín Sabina, a quien le escribió un vals que el cantautor de Úbeda popularizó con el título de “Tú, yo” y han cantado juntos en más de una ocasión. Después de interpretarlo, lamentó este año de encierro y muerte, pero explicó que el confinamiento también supuso nuevas oportunidades artísticas al permitirle concentrarse en un disco de jazz que llevaba años intentando grabar, Afterallogy.

Como muestra, nos regaló una atrevida revisión de “Something’s coming” y una hermosa y emotiva “My funny Valentine”. Su sorprendente y juguetona garganta se lució en “This masquerade”, que arrancó una cerrada ovación antes de interpretar a galope tendido la teatral “Anything goes”. Se unió al dúo entonces el pianista ganador de un Grammy Ruslan Sirota que, pese a su juventud, tiene un currículum que asusta. Calidad a manta, por lo tanto, en la intensa “Eyes of rain”, con un escalofriante duelo de teclas, cuerdas y laringe que pudo ser lo mejor de la noche.

Tras un cambio de vestido y de tercio musical, la figura, de blanco y descalza, recordó la labor de Pat Metheny en la producción del disco que la lanzó a la fama internacional, acometiendo la maravillosa “It’s obvious”. A partir de aquí, Noa, feliz, chispeante y dinámica, dio rienda suelta a esa combinación de pop melódico con pinceladas étnicas y de folk, jazz, blues y soul que, en proporciones personalísimas e intransferibles, la han convertido en una artista inimitable que siempre ha buscado volar libre. Así, tocando las percusiones y buscando los coros y las palmas del respetable, la sonriente estrella hizo un guiño a su amigo Serrat y terminó con “Es caprichoso el azar”, bonita de verdad, y la deliciosa “La vida es bella”, otro bombón.

Compartir el artículo

stats