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El único solo de martillo de Kenny Garrett

El impulsor y propietario Chevi Martínez asegura que el local «está exactamente igual que lo diseñe»

Chevi Martínez, el jueves en el escenario del local. | F. BUSTAMANTE

Kenny Garrett es uno de los mejores saxofonistas de la historia del jazz. Una leyenda que actuó en octubre de 2014 en el Jimmy Glass Jazz, el club del barrio del Carmen que regenta desde hace treinta años Chevi Martínez y donde el músico estadounidense asistió a su único solo de martillo de su larga carrera.

La entrada del Jimmy Glass está igual que hace treinta años. f.bustamante | C. MARTÍNEZ

«Vino con un set de percusión tan gigantesco que habilitamos un poco más de escenario», cuenta Martínez, pero como el baterista era tan potente, la batería se iba saliendo del escenario pese a la moqueta. «Mientras tocaban, cogí un martillo y clavos para poner una especie de barrera al pie de la batería que estaba más cercano al borde del escenario. Ellos iban tocando y yo dando martillazos al compás. Kenny Garrett estaba encantado, me miraba y cuando deje de dar con el martillo y lo deje todo en su sitio, me aplaudieron el solo de martillo».

Pastor, Santadreu, Sambeat y Ferrer, en una de las primeras actuaciones del Jimmy.

Es una de las muchas anécdotas que a lo largo de tres décadas ha vivido uno de los mejores clubes de jazz del mundo, según la lista que publicó en 2018 la prestigiosa revista norteamericana ‘Downbeat’.

El Jimmy Glass abrió sus puertas el 25 de octubre de 1991 en la calle de Baix, 28 (en pleno corazón del Carmen) y este martes celebra su concierto de treinta aniversario. Un club muy especial con forma alargada, pero que su excepcional acústica hace que los músicos revivan el sonido original del jazz.

«Fue una aventura para mí -rememora Martínez-. Era fotógrafo, y con varios amigos había tenido que ver con muchos locales del Carmen desde los setenta, sin embargo decidí montar este sitio porque quería un sitio singular a mi gusto. De hecho, está exactamente igual que lo diseñe».

Aunque admite que tenía la corazonada que iba a funcionar bien, en los primeros años de los noventa el jazz era muy minoritario en València. Cuando abrió se escuchaba jazz, blues y rock progresivo, hasta que dos años después de inaugurar empezó con las actuaciones de jazz. «Al principio no era una programación muy estable, los músicos valencianos fueron los primeros que empezaron a aportar cosas, y luego contacté con gente de fuera que apreciaron que era un local muy auténtico que cumplía los requisitos para un buen directo».

Internacionalización

En tan solo unos años el Jimmy entró en las giras de los mejores músicos. «A principios de siglo empiezan a venir grupos internacionales que atraen a más público». Y ya desde entonces, la programación del club del Carmen ha sido imprescindible para los amantes del jazz, para los asiduos y los constantes visitantes.

«La gente que viene al Jimmy Glass sabe que lo que voy trayendo siempre es bueno y un anticipo de lo que se verá en unos años en grandes festivales». Tanto es así que su trayectoria fue reconocida por la biblia del jazz ‘Downbeat’, pero también ha sido mencionado dos veces en The New York Times (edición de Nueva York), e incluso en la revista Forbes, donde se citaba que uno de los cinco motivos para viajar a València era el Jimmy Glass, con foto incluida.

«Nunca imaginé cuando empecé con esto que vinieran la cantidad de leyendas del jazz», dice Martínez, que explica que las estrellas musicales «suelen ser personas maravillosas que les encanta el sitio y disfrutan. Muchos me han expresado que actuar aquí es casi un regalo para ellos».

Volvemos a la visita de Kenny Garrett al templo valenciano, donde deleitó con los temas de unos de sus mejores álbumes. ‘Pushing the world away’. «Estuvo encantado, haciéndose fotos con todo el mundo e incluso se puso a bailar cuando bajo del escenario», recuerda.

Perico Sambeat

Aunque el legendario saxo de Garrett sonó en el Carmen, el propietario del Jimmy nombra a Perico Sambeat como uno de los mayores cómplices que ha tenido durante estos años. El saxofonista valenciano es uno de los grandes del jazz europeo. Sambeat primero, la Sedajazz -que también celebra la treintena- después, y luego el conservatorio han hecho del club una referencia indiscutible. «Se valora mucho el panorama jazzístico en València».

Sambeat es uno de los máximos exponentes de lo que algunos han denominado jazz mediterráneo, gracias a sus trabajos de fusión realizada en discos como «Ademuz», «Perico» o «Flamenco Big Band», donde participaron cantaores como Enrique Morente y Miguel Poveda.

Los auténticos aficionados al jazz necesitan oír música en directo y Chevi Martínez que además de ser el propietario del Jimmy es una autoridad en la materia como programador, sostiene que el sonido europeo está marcado por los países del norte, pero que cada vez hay más músicos españoles con conciertos en Estados Unidos o Francia. Él también ha tenido siempre olfato para los jóvenes que empiezan.

De hecho, nunca ha faltado público joven los días de concierto. «Para que los jóvenes comprendan el jazz en todos sus sentidos deben ver lo que se hace en el escenario, y en estos momentos hay versiones muy vanguardistas que pasan por el club y eso a la larga recupera valores del jazz clásico». «Nos hemos preocupado de forma seria de traer el jazz que se está viviendo en el resto del mundo. Arriesgando incluso con los no muy conocidos».

En un momento donde la gente necesita inmediatez y coger cualquier artefacto electrónico al alcance para escuchar música, Martínez antepone «la liturgia de la actuación en directo». Quien lo prueba repite.

Resistencia

Sorprende que una ciudad donde cuesta más tiempo reparar un Palau de la Música que construirlo, se haya consolidado un club de jazz de fama internacional. La independencia es una de las claves, pero sobre todo porque «esto no es un negocio, es un estilo de vida».

Aunque apunta que «un club de jazz no es una cosa fácil aquí, ni en Nueva York, me siento bien tratado por los músicos y los grandes aficionados». La junta de distrito de Ciutat Vella también ha premiado la trascendencia que disfruta el local en el mundo, quizás el único reconocimiento institucional en seis lustros.

Los asiduos del Jimmy Glass saben que muchos visitantes llegan a València solo para presenciar una de las actuaciones en el club del Carmen. Un turismo jazzístico de alto nivel, que valora el trabajo constante realizado por Martínez. «Estoy encantado que además de los habituales, vengan los turistas».

A mediados del año pasado, un grupo de fans del Jimmy Glass decidió crear una asociación sin ánimo de lucro, con carácter de mecenazgo, para paliar en parte los efectos de la pandemia del covid en la actividad del club. «Fue gente amiga que se comprometió de esta forma a ser activista del Jimmy en pro de la continuidad de un sitio que significa tanto para muchas personas».

Cuando Chevi Martínez vuelve la vista para hacer un balance de estos treinta años del Jimmy Glass le sale un «absolutamente satisfecho» desde lo profundo de su corazón, y aunque se sabe camuflado por la tenue luz del local, sus ojos se humedecen.

«He conseguido algo que no se me hubiera ocurrido pensar cuando monté esto, una satisfacción personal, porque no paran de agradecerme lo que ha admirado, una programación única».

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