Un artículo publicado recientemente por el profesor de Historia del Arte de la Facultad de Geografía e Historia de la Universitat de València (UV) Adrià Besó ha analizado la influencia del político e historiador José Martínez Aloy, vinculado a la Reinaxença valenciana, a quien atribuye la autoría intelectual de la segunda torre del Palau de la Generalitat.

Martínez Aloy es quien habla por primera vez de la segunda torre del Palau de la Generalitat, que se construyó en la década de 1950. Besó ha revisado la historia del edificio, actual sede de la Generalitat Valenciana, desde la abolición de los fueros por Felipe V hasta la promulgación del Estatuto de Autonomía.

Según ha informado la universidad en un comunicado, la torre Palau de la Generalitat, que colinda con la plaza de Manises, fue construida durante la restauración del edificio que se llevó a cabo entre 1924 y 1952. En 1944, el arquitecto a cargo de las obras, Luis Albert, propuso añadirla como una ampliación debido a la falta de espacio. Por este motivo, se le suele considerar el autor de la misma.

La primera torre se construyó en el s. XVI

Sin embargo, en 1909, el historiador José Martínez Aloy publicó el libro 'La casa de la Diputación', en el que afirmaba que, en el momento de la construcción de la primera torre en 1518, los diputados ya sopesaron la idea de levantar la segunda. Más adelante hace referencia a un acuerdo de 1580 por el que, una vez concluidas las obras, se planteaba la compra de las casas restantes de la manzana para levantar un nuevo torreón, que finalmente no se llegó a construir.

Segunda torre del Palau de la Generalitat. UV

"Tras investigaciones posteriores, es muy poco probable que el historiador encontrase ningún vestigio de esta segunda torre en ninguno de los documentos que consultó para su trabajo", ha indicado Besó. Las afirmaciones de Martínez Aloy no han sido sustentadas por fuentes documentales, ni en el momento de la publicación de su trabajo ni en estudios posteriores, por lo que la torre se planteó por primera vez por el historiador como "una imagen ideal" del palacio, concebida en el contexto cultural de la Renaixença.

Este movimiento quiso recuperar las señas de identidad del Reino de Valencia, perdido tras la Batalla de Almansa, en el que se valoraban los edificios destacados de la Valencia foral como la Catedral, el Convento de Santo Domingo, las torres de Serranos y de Quart, la Lonja y el mismo Palau de la Generalitat, que adquiere mayor relevancia tras el derribo del Palacio Real en 1810, al convertirse en el monumento más relacionado de manera directa con el pasado foral.

La restauración se enmarca en ese proceso de recuperación del "pasado glorioso". La corriente de restauración predominante en España a principios del siglo XX abogaba por recuperar la imagen originaria de los edificios e incluso se planteaba completar aquellas partes que en el momento de su construcción no se hubiesen llevado a cabo.

Por eso, la idea del edificio incompleto esbozada en 1909 por Martínez Aloy, sirvió en 1944 como base teórica o idea a Luis Albert para materializar su proyecto arquitectónico de ampliación a partir de la construcción de una nueva torre con la que se completó el edificio propuesto por Aloy.