Dos años bastaron para que Rocafort y València dejaran una profunda huella en la vida y la producción de Antonio Machado, nuestro «poeta nacional», según el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, que este martes inauguró junto al presidente de la Generalitat la nueva etapa de Villa Amparo, la casa en la que vivió el poeta durante la Guerra Civil, y que ahora pasará a llamarse la Casa de los Poetas.

«Este lugar representa a toda esa gente que apostó firmemente por el conocimiento. Los intelectuales como Machado entendieron que estar al lado de la cultura y de las instituciones era estar al lado del pueblo», aseguró el director de la entidad antes de que diese inicio una sesión más del ciclo ‘Diàlegs’, esta vez, moderada por la académica de la AVL Àngels Gregori. Al acto asistieron autoridades como el conseller de Política Territorial, Arcadi España; o la secretaria autonómica de Cultura, Raquel Tamarit.

«Rocafort formó una parte fundamental del imaginario de Antonio Machado. Este lugar representa la tolerancia y el amor a la poesía. No puede haber reconciliación sin el derecho a la memoria», destacó Puig.

La Generalitat compró esta Casa de los Poetas en 2018 por 1,4 millones de euros con el objetivo de convertirla en un lugar de peregrinación para amantes de la poesía, pero también para curiosos sobre la vida de Machado. La vivienda exhibe una exposición con manuscritos, objetos personales y paneles informativos con datos sobre la estancia del autor en Rocafort. Allí recibió la visita de personalidades como Largo Caballero, Max Aub, María Zambrano o Rafael Alberti, quien le convenció de partir hacia la C. Valenciana con su familia. «València tuvo una importancia grandísima para la cultura republicana. Aquí se hizo el primer homenaje a Federico García Lorca», explicó García Montero visiblemente emocionado. «Me conmueve ver en esta casa recuerdos del paso de Leonor, la sobrina de Machado, o de Alberti. Tuve la suerte de conocerlos a ambos». «Si el Instituto Cervantes se dedica a llevar por el mundo la cultura española, vamos a tener un punto de referencia en Villa Amparo para afirmar que España es democracia y España es humanidad».

«Si no preservamos la poesía, estamos limitando la humanidad. Hay que devolver el valor a la palabra», añadió Puig durante el debate, en el que también recordó a Almudena Grandes, fallecida en noviembre del año pasado. «Ella dijo que cuando hablamos de memoria no hablamos de pasado, sino de presente y futuro. La Casa de los Poetas es nuestra manera de transmitir esa memoria en forma de valores».

Durante la conversación, tanto Puig como García Montero tuvieron recordaron a Francisco Brines, a quien el president calificó como una persona «excepcional». Y lo demostró con una anécdota. «Cuando le hicieron entrega del Premio Cervantes en l’Elca, Brines nos contó una anécdota a los Reyes, al ministro de Cultura y a mí. En la finca había un estanque en el que habitaba una tortuga. Él se preguntaba todo el tiempo si era hembra o macho. Llegó a llamar a un biólogo para saber el sexo del animal. Cuando supo que era macho, decidió comprar una hembra para que criasen, ya que iban a vivir mucho más que él», explicó Puig.

Durante el debate, el jefe del Consell confesó que su afición a la poesía le llevó a ganar un concurso en 1979 organizado por el Colegio Mayor Universitario Santa María de Europa de Madrid, donde residió en su época de estudiante. Fue con un poema escrito en valenciano, todavía sin publicar.

La Casa de los Poetas, antigua Villa Amparo, que ha sido reconvertida en museo respetado sus «características principales» tal y como ha señalado Puig, comenzará a ofrecer visitas guiadas los fines de semana para acercar este templo de la poesía a la ciudadanía.