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Domingo Villar, el «pesimista alegre» que leía en voz alta sus historias negras

El escritor gallego falleció ayer tras sufrir el pasado lunes una hemorragia cerebral

El escrtor Domingo Villar, fallecido el miércoles a consecuencia de una hemorragia cerebral. | SIRUELA

El escritor vigués Domingo Villar falleció ayer miércoles 18 de mayo tras sufrir el pasado lunes una hemorragia cerebral. Villar fue ingresado en la madrugada del pasado lunes en el hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo.

Domingo Villar (1971) era uno de los escritores gallegos más reconocidos gracias a la traducción de sus libros a varios idiomas, a partir de las versiones originales en gallego y castellano. Ojos de agua fue su primera novela, publicada en 2006, seguida de La playa de los ahogados.

«Hoy ha fallecido a los 51 años Domingo Villar, nuestro autor, nuestro querido amigo y el protagonista de uno de los grandes fenómenos de la novela policíaca en castellano de los últimos años, al que tuvimos el orgullo de acompañar en el camino», señalaba ayer su editorial, Siruela, en un comunicado.

Afincado en Madrid desde hace casi 30 años, le gustaba describirse como «un pesimista alegre» y como un «artesano que cuenta historias despacito y que habla de personajes emocionados», tal y como recuerda Siruela. «Soy gallego y vivo desde hace muchos años en Madrid, cuando escribo estoy volviendo a mi tierra, el vínculo más grande que establezco con ella siempre tiene que ver con el mar», explicaba en 2019 el escritor en una entrevista.

Villar fue uno de los escritores invitados a la edición del festival de literatura València Negra celebrada en 2019. «Estamos desolados -aseguraba ayer el director de este certamen, Jordi Llobregat-. Tuvimos oportunidad de conocer a Domingo unos meses antes del inicio de la pandemia. Ya habíamos leído su obra, y nos encantaba, pero él nos conquistó con su carácter afable, su exquisita educación y su humildad. Era una persona que transmitía paz y querida por todos quienes tuvimos la suerte de conocerlo».

Llobregat recordaba ayer en declaraciones a Levante-EMV cómo Villar se consideraba «un orfebre de la literatura» y que escribía las novelas en paralelo, en castellano y en gallego, «porque así podía descubrir más matices». «Además, se exigía que todos sus textos tuviesen musicalidad, por eso los leía en voz alta y no los daba por buenos hasta que consideraba que habían alcanzado esa cualidad», subrayaba ayer el director de VLC Negra. «Es uno de los autores que ha dejado huella en el festival», concluía.

«Era un hombre cordial, de gran humanidad, entusiasta y cariñoso, un detallista que sorprendía a cuantos le conocían por su gran memoria y la palabra siempre precisa. Gozaba con los pequeños placeres de la vida, la comida, los amigos, la música, la lectura, su Celta de Vigo y, sobre todo, la familia, con su inseparable Bea y sus tres hijos, Tomás, Mauro y Antón», recordaba por su parte Siruela, que también destaca su «humildad» y su «extensa cultura de la que nunca hacía gala» así como su forma de entender la literatura como «un espacio de resistencia ante el ruido, un lugar para la reflexión, el recogimiento y la calma».

Villar inauguró en el verano de 2006, con Ojos de agua, que cuenta con 23 ediciones, la serie protagonizada por el inspector melancólico y solitario Leo Caldas. «Por fuera, mi obra es una novela policíaca, por dentro es un canto de amor a mi tierra», aseguraba el escritor.

El segundo título, La playa de los ahogados (2009), supuso su consagración en el panorama internacional de la novela negra, obteniendo excelentes críticas y ventas, con más de 20 ediciones. El director Gerardo Herrero la llevó al cine protagonizada por Carmelo Gómez.

La serie fue traducida a más de 15 idiomas y cosechó un gran número de premios. Diez años después, y tras descartar el manuscrito que tenía escrito, empezó otra vez de cero y llegó El último barco, que lleva doce ediciones, el esperado regreso del inspector Caldas.

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