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Director y guionista.

Adrián Silvestre: "En mi cine, trato de no imponer una verdad absoluta ni aleccionar"

«Me gusta mucho abrir debates, generar preguntas e incluso que las personas/ personajes puedan hablar libremente», afirma.

Adrián Silvestre

Adrián Silvestre está satisfecho. El estreno en salas de Mi vacío y yo, película que ganó la plata del público del Festival de Málaga mostrando la cotidianeidad de las personas trans, está siendo muy bien recibida por los espectadores. El valenciano está feliz.

Sus películas tienen mucho acento social. ¿Qué es para usted el cine?

Es muchas cosas. Supongo que cuando dices que hago cine social es porque he retratado comunidades no tan exploradas por el cine, o porque mis películas se usan muchas veces como herramientas de debate, y por eso podrían categorizarse como tal. Pero para mí, el cine también es entretenimiento, es información, es una válvula de escape, y sirve para entender el mundo, para dar sentido... El cine es muchas cosas

¿Por qué se titula Mi vacío y yo?

Es el título de uno de los relatos de Raphi. Nos pusimos de pleno a trabajar en el guion a partir de sus vivencias, escritas en una autopublicación que ella misma hizo, y uno de los relatos era «Mi amante, mi vacío y yo», y aunque el poema no era el sinécdoque de este proyecto, me gustó mucho, porque habla de ese vacío que sentimos todos cuando buscamos nuestra propia identidad y nuestro lugar en el mundo, y lo complicado que es encontrar las herramientas para llenarlo. Mi vacío y yo, porque solo podemos llenarlo con nosotros mismos, no lo puede llenar nadie más.

¿Cómo se relaciona esta película con Sedimentos?

Es una de las partes que completa el díptico que he hecho sobre mi experiencia con la comunidad trans, uno a través del documental y otro de la ficción. Son dos películas que he desarrollado con un grupo concreto de mujeres trans en Barcelona, en un proceso de varios años. Desde diferentes perspectivas, ambas se complementan bien con distintos puntos de vista.

La película está muy viva. ¿Cuánto hay de guion y cuánto de improvisación?

Digamos que el guion existe y lo escribimos porque es una herramienta de trabajo de la que tienen que partir luego todos los departamentos. Pero, en mi caso, me gusta sentir que esta herramienta se puede cambiar y transformar si la realidad está aportando algo más valioso. Ese guion era un buen punto de partida para trabajar con Raphi y para hablar mucho sobre la psicología, las sensaciones... y luego poder improvisar. Todo está improvisado, pero a partir de situaciones que se han hablado o que se han ensayado antes.

Raphi se convierte, sutilmente, en una persona distinta al final de la película. ¿Cómo trabajan este arco?

Esto es delicado, porque no hay unas instrucciones que te digan: ‘cómo hacer que una persona se empodere y tengas su arco de transformación completo en una hora y media’, las personas evolucionamos a lo largo de toda nuestra vida, nos equivocamos, y debemos aprender. Mostrar esto en una narrativa perfecta corre el riesgo de caer en algo falso o impostado. Al final, contamos que Raphi es una persona más madura que antes, pero que el camino es largo y que igual ninguna historia tiene un final feliz y perfecto.

Las escenas de sexo son representadas desde perspectivas muy concretas y diferentes.

La película es muy íntima, y por tanto, habla mucho del cuerpo, de la presión social sobre el propio cuerpo, de cómo se fetichiza... El tema de los tratamientos hormonales, las cirugías, todo lo que hay sobre esa exploración corporal a la que las personas trans son sometidas, se representa muy bien ahí. Teníamos claro que la película debía ser muy corporal, muy de carne, y que el sexo era un lugar común, siempre a través de los ojos de Raphi. Y eso, a veces es doloroso y otras vergonzoso, pero otras veces también es lúdico, atractivo, pasional o romántico. Eso tenía que ser contado sin tabúes y con el tiempo real de la vida ordinaria, no de forma elíptica o suave.

La escena más violenta de la película se captura desde mucha distancia, la cámara nunca se acerca a la acción. ¿Por qué?

Esa escena fue pensada como una cámara oculta, lo que hicimos fue escondernos, y aunque sí estaba preparada con Raphi y el actor, todo el contexto de la gente que pasa es real. Es una de esas pequeñas licencias documentales que me permito hacer en la película, me interesaba hacer este experimento y explorar la calle, ver cómo toda esa gente que pasa por ahí no interactúa y no actúa cuando hay cierta tensión. También buscaba ver una situación violenta en la calle, ya que habitualmente, se representan en espacios íntimos y, al final, lo que estamos contando en esa escena es que no hay espacios seguros, ni la calle es un espacio seguro para una persona trans.

En cierto momento, Raphi se reconoce incapaz de poder compartir sus sentimientos en una obra de teatro. ¿Hay metanarración en esa anécdota? ¿está hablando de su propia experiencia grabando la película?

La obra y la película se estuvieron nutriendo una de otra porque se desarrollaron a la vez. Es decir, el director conoce a Raphi durante mis procesos de trabajo y se le ocurrió hacer la obra, a lo que yo le pedí que él y la obra salieran en la película. Entonces se convierte en un trabajo colectivo, con muchas voces trabajando al unísono. Al final sí hay muchas capas, cuando en la película Raphi se dirige a un público teatral, está también hablando al patio de butacas del cine, y el director puede también ser leído como un álter ego mío reflexionando sobre las dificultades de hablar de tu propia vida en un proceso creativo, esos miedos que ella muestra son los mismos miedos que al exponerse al público del cine. Al final, es lo mismo pero con lenguajes diferentes.

¿Cómo fue la experiencia de Raphi representando sus vivencias?

Ella siempre lo dice, que el momento fue duro, porque fue un desafío tener que revivir situaciones emocionalmente delicadas. Ella cumplió en todo momento, nunca dejó de rodar y no hubo ninguna crisis que obstaculizará el ritmo de rodaje, lo hizo todo a la primera. Y ahora, cuando se ve dice que fue muy terapéutico, que le gusta ver la película, le gusta ver la Raphi que fue, para entender que ahora ya es otra persona, una mejor versión de sí misma.

Al final de la película hay un personaje masculino que habla de amor libre. ¿Es esa una de las respuestas que la película trata de ofrecer?

En mi cine trato de no imponer una verdad absoluta ni aleccionar, me gusta mucho abrir debates, generar preguntas e incluso que las personas/personajes puedan hablar libremente y sin preocupaciones. Incluso yo no concuerdo con ese punto de vista, pero nos parecía crucial que el último hombre que conociese no fuese un príncipe azul, si no alguien que le abriese distintos caminos, y que ella decidiese si los quería seguir o no. Pero sí, por supuesto, la película apela por la deconstrucción del amor romántico a favor de la autorrealización personal.

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