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Concierto de Jim Jones All Stars, uno de los "sold out" de 16 Toneladas en septiembre.Liberto Peiró

Las salas de conciertos sí han salido mejores de la pandemia

La música en vivo vuelve a los auditorios pequeños y medianos con más artistas, más público y mejores horarios que antes de la covid-19

En enero de 2021, durante uno de los peores picos de la pandemia de coronavirus y tras meses de restricciones que le impedían organizar conciertos con normalidad, Pepe de Rueda, el dueño de 16 Toneladas, inició una campaña para poder salvar el negocio. Vendió discos, camisetas y posters y, al final, logró su objetivo, pero fueron tiempos muy oscuros y hubo miedo a que uno de los templos valencianos del rock underground echara definitivamente la persiana. 

En cambio ahora, Pepe ve el panorama de la música en directo «con un positivismo de la leche»: «En septiembre hemos hecho cinco sold outs y eso que siempre es un mes flojo porque es como de transición».

Transición hacia el otoño desde el verano, la temporada de los grandes festivales, los eventos que se comen la agenda de la música en directo. Pero la mayoría de los festivales ya se han celebrado y de nuevo la música regresa bajo techo, a las salas pequeñas y medianas y a los auditorios. Y lo hace, por fin, sin ningún tipo de restricción de aforo y movimiento. 

El escenario, reconoce Pepe y también Lorenzo Melero, propietario de otro «templo» rockero, el Loco Club, empieza a parecerse al de antes del infausto 2020, aunque presenta algunas particularidades. Por ejemplo, explica Pepe, aunque ya empiezan a venir giras «potentes» de fuera, muchas bandas y solistas estadounidenses están cancelando sus conciertos en Europa por el incremento del coste de los billetes de avión. 

«Pero ahora los grupos de aquí tienen más ganas de venir mientras que antes solo querían ir a festivales -añade Pepe-. Se han dado cuenta de que es más guay tener al público pegado al escenario que tocar a las cinco de la tarde con el foso delante y cincuenta personas viéndote».

Lorenzo confirma las buenas previsiones: «septiembre ha ido bastante bien en el Loco, en octubre tendremos 25 días de conciertos y en noviembre serán de momento 20 con grupos locales, nacionales e internacionales. En agosto, con todas las noticias que leíamos, teníamos bastante miedo. Pero la gente está demostrando que tiene ganas de salir para ir a los conciertos, para ir a los restaurantes o para ir donde sea» 

Otro cambio -u otra evolución- respecto a los tiempos precovid tiene que ver con los horarios. Aunque Pepe dice que sigue siendo defensor de la «costumbre rockera» de programar a partir de las once de la noche -al menos los fines de semana-, reconoce que entre semana «a las nueve y media las bandas ya están tocando». 

A Pepe, por otra parte, le cuesta cada vez más llenar los antaño triunfantes conciertos «golfos» -de madrugada- mientras que crece el aforo de las actuaciones vespertinas o incluso las matinales que se implantaron cuando aún había limitaciones de horarios. «Durante la pandemia -reflexiona- la gente de nuestra edad ha aprendido a salir más pausadamente. Incluso parece que le hacen más caso a los conciertos».

«En València había como una especie de ley no escrita de que un concierto no podía empezar hasta después del horario de cenas. Ahora raro es el día que no hayamos acabado un viernes o un sábado a las doce de la noche y entre semana a las once -confirma Lorenzo-. Después la gente se puede quedar a tomar algo y a escuchar música e incluso los domingos sacamos algo de cenar». Y es algo a lo que tanto los artistas -sobre todo los foráneos- como los fans -sobre todo los que al día siguiente trabajan o estudian o los que residen fuera de la ciudad-, están respondiendo muy bien. «Yo creo que en esto ya no hay vuelta atrás», indica el responsable de Loco Club.

«La gente ha vuelto con muchas ganas», confirma Juan Enrique León, uno de los propietarios de Tranquilo Música, promotora especializada en traer a València a artistas internacionales del circuito más o menos independiente. «Lo más conocido lo está petando, pero lo más underground también están funcionando muy bien». Tanto es así que para Juan Enrique, no solo se está igualando la situación prepandémica sino que, incluso «estamos mejor» que en ella. 

El promotor atribuye la mejoría no solo a las ganas del público por volver a disfrutar de la música en directo sino a que, durante los casi dos años del virus, las salas se han espabilado a la hora de atraer la atención del público. «Han visto que comunicar bien es importante", apunta Juan Enrique, como también lo es estar organizados para ir de cara con la administración. Y esta última es otra de las consecuencias positivas que ha tenido la crisis, como señala Pepe de Rueda: "antes las salas iba cada una por su lado y no conseguíamos nada. Pero el coronavirus nos obligó a unirnos para pedir protección y subvenciones, como también han hecho los promotores, y así hemos salido más fuertes".

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