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Martí Domínguez: "China tiene la máquina para hacer niños fuera del cuerpo humano"

"El materialismo biológico conduce a que hombre y mujer tengan las mismas posibilidades, con la mujer sin peaje por la maternidad"

Martí Domínguez, en uno de los locales más literarios de València. germán caballero

Es consciente que cuando se pone un cíborg en una novela saltan todas las alarmas. Martí Domínguez (Madrid, 1966) confiesa que quería ser antropólogo, por eso desde joven trabajó el parto como el elemento que constituye nuestra naturaleza. Pero ante la falta de estudios en la UV, acabó de biólogo. Donde da clases de periodismo -asignatura de Opinión-, dirige la premiada revista científica, Métode, y es uno de nuestros mejor escritores. Acaba de recibir el Premi Proa (el Planeta en catalán) con Mater.

Charles, uno de los protagonistas de la novela, dice que el ‘in medio virtus’ es un error. ¿El término medio también es sinónimo de mediocridad literaria?

La mediocridad es la medianía. Siempre hay que buscar una formar arriesgada.

¿‘Mater’ es arriesgada?

Es un salto sin red, pero con el deseo de seguir creciendo, buscando nuevas formas de algo que me ha interesado como es la naturaleza humana.

¿Da la sensación que se lo ha pasado bien escribiéndola?

Sí, porque se han juntado diversos escenarios. Una novela iniciática que tenía en mente, una estancia en Boston y una pandemia. Todo eso ha confluido en un escenario que ha justificado esta novela...

¿Distópica?

No es una distopía. Es como si se produjera en nuestro tiempo donde la realidad humana ha cambiado por completo. Cuando empiezas a leerla parece que sea gente normal que están en un recital en el club Helsinki.

Un local real.

Sí, muy popular, está a dos horas de Nueva York, donde actúa la gente que quiere triunfar. Escogí este bar como escenario para iniciar la novela. Un sitio que se mantiene en la Segregación, pero donde los individuos tiene una nueva naturaleza.

Nunca hubiera creído que Martí Domínguez escribiera ciencia-ficción.

L’assassí que estimava els llibres también decían que era policiaca, y no lo es, aunque había un inspector. Son andamios que utilizó para construir la novela, donde no me interesa hablar de post-humanos, sino de los humanos y lo que son.

‘Mater’ recuerda al ‘Cuento de la criada’ de Margaret Atwood en algunos pasajes.

El mundo de Atwood es totalmente utópico. Mater habla de una situación que liga con El mundo feliz de Aldous Huxley, donde se habla de ectogénesis, que son los fetos que se hacen en bio sacos, fuera del cuerpo humano. Huxley lo lleva a la sátira y eso le hace perder verosimilitud. Ahora hay laboratorios que crean ex novo corderitos en bio saco donde se hace toda la gestación. China ya ha dicho que tiene la máquina para hacer niños fuera del cuerpo humano.

¿Eso es el origen de la novela?

No. El origen es la posibilidad de la ectogénesis. Preguntar qué nos hace humanos. Lo que nos hace humanos es la gestación y los nexos maternofiliales, el chute hormonal de la mujer por el que gesta y da a luz. Dar de pecho, también. Ahora la gestación se hace un poco por encargo, y si tienes mucho dinero puedes hacer todos los hijos que quieras, donde el mismo bebe ha estado predeterminado genéticamente. Hay una cierta tendencia a decidir el destino. Lo importante de nuestra naturaleza es que somos fruto del azar, no de una decisión parental, aunque también estará la creatividad por medio. Lo que nos hace humanos es el azar.

Describe una sociedad donde quedarse embarazada está mal visto.

No está mal visto, es imposible.

¿Hace filosofía?

De alguna manera es un cuento filosófico muy volteriano. Es una historia de aventuras, como Cándido, pues empieza a viajar por todo el mundo huyendo de tantos escenarios y en Mater pasa un poco lo mismo. Pienso en Los Cuentos Filosóficos de Voltaire. Diderot también está muy presente.

¿Dónde conduce ese materialismo?

El materialismo biológico nos conduce al sumun, donde el hombre y la mujer tengan las mismas posibilidades, donde la mujer no tenga un peaje por la maternidad. Evidentemente, si tienes un hijo no pasas un gran peaje, pero con tres, cuatro o cinco es muy difícil mantener una carrera profesional como un hombre.

¿Vamos a una sociedad post-humana?

Si desaparecen estos lazos tan fuertes que se crean en las familias, aparece una sociedad post-humana. El post-humanismo viene de ese momento.

Entonces, Zoe, la protagonista, ¿es una revolucionaria?

Ella es una revolucionaria, porque de repente entiende de donde viene.

Preséntennos a Zoe.

Una estudiante de tercer curso de Biología que se queda embarazada contra todo pronóstico, por una causa biológica que no es una inseminación, que es un quid interesante de la novela, porque hace saltar todas las alarmas de una sociedad donde los procesos de manipulación de embriones no tienen una gestación normal, porque los protocolos han fallado, que es lo pretenden investigar. Eso hace que ella abandone la ciudad-estado en una huida incierta. Aunque me interesan otras cosas que pasan.

Ha escrito algo que no se había hecho en la literatura en catalán.

Soy consciente y eso es una de las cosas que ha valorado el jurado.

‘Mater’ vira hacia el mundo anglosajón una literatura de influencia francesa.

No me importan las etiquetas porque hay que hacer una literatura universal. Busco las cosas que me inquietan.

¿Le ha costado mucho cerrar la novela?

Tenía un manuscrito -’Dins de mi’-, que era toda una colonización de un cuerpo femenino, pero necesitaba una motivación extra, que ha sido la estancia en Boston. Tampoco es preciso decir que Boston es el escenario, porque es universal, donde aparecen ríos, montañas... Pero necesitaba un centro biotecnológico potente que pudiera producir esta Segregación de una sociedad desarrollada.

¿Era preciso presentarse a un concurso literario?

El premio viene bien desde el punto de vista de la promoción. No había ganado ningún premio literario desde 2007. He ganado otros premios de la crítica por obra publicada. Vi la posibilidad y me interesaba publicarla con un jurado que la hubiera leído.

¿El secreto para tener tanta producción literaria sin ser un escritor profesional?

Sí que soy un escritor profesional (ríe). La pregunta es, y que me perdone mi rectora, si soy un profesor profesional... (ironiza). Si me dedicará a la Biología, o a la Química Orgánica, o la Física, sería un pasatiempo. Pero como soy un profesor de Periodismo, redunda en mi actividad de la literatura y de la prensa.

¿La literatura ya está por delante de la ciencia?

Es un todo, porque ser director de Métode me permite estar al día de todo el mundo científico, no hablar de oídas, tener una beca de investigación en Harvard... Eso abre muchas posibilidades, porque en la novela no pongo en duda ningún contexto biotecnológico, sino el modelo científico de crear patentes, que la ciencia está en manos de empresas privadas.

¿Cuál es la solución?

La ciencia debería proteger más el patrimonio genético de la humanidad, tenerlo más vigilado.

¿Qué les dice a los estudiantes de periodismo del futuro?

Que quien tenga ilusión acabará trabajando de periodista. He tenido muy buenos estudiantes que están ejerciendo. Evidentemente, hay dificultades, pero les animo mucho y al mismo tiempo les exijo el máximo, desde la cordialidad.

‘Mater’ destila una gran preocupación.

Tengo una gran decepción sobre el cambio climático y por la guerra de Ucrania, porque la tecnología sirve para la destrucción, como los drones y los misiles.

¿Escribir bien es cuestión de disciplina o genética?

Mi abuelo [Martín Domínguez Barberá, director de Las Provincias (1949-1958)] escribía muy bien, en unas hojas amarillas y fue incapaz de escribir a máquina. Pero creo que es disciplina. Hay que escribir todos los días para ser leído.

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