Fuera de compás

Popalina, los 90 de Carolina Otero

Popalina, los 90 de Carolina Otero

Popalina, los 90 de Carolina Otero / Elena Martínez

Fernando Soriano

Fernando Soriano

Perdonen la estupidez, pero yo creo que los jóvenes que crecimos en los noventa tenemos una manera de vivir, de criar, de trabajar, de hacer música, de amar, de escribir, de sentir, de besar y de relacionarnos con los demás. Y no sabemos hacerlo de otra manera. Es lo que el barrio, la tele, los libros, los discos y nuestros mayores, que seguramente compartían una edad y unos valores adquiridos durante el franquismo y la transición, nos enseñaron. Así que, el nuevo disco de Carolina Otero and The Someone Elses, grabado bajo la batuta de Paco Loco, con esa portada que invoca a la Súper Pop y esos surcos que emiten acordes y melodías que remiten a My Bloody Valentine, Veruca Salt, Throwing Muses, Breeders, Telescopes y a otras glorias del indie de nuestra época no es un ejercicio de nostalgia. ‘Popalina’ es la expresión de lo que somos, de cómo nos enfrentamos a nuestros problemas afectivos y relacionales cuando alcanzamos la madurez y la explicación de por qué cuando hacemos algo, en este caso un disco maravilloso, divertido, fino, y literariamente brillante, nos sale así.

«El plan inicial no era que sonara tan a noventas. No lo planifiqué, pero al final resulta que estás haciendo un disco de pop bajo un filtro vital determinado y yo escucho mucha música de aquella época. Incluso la nueva música que descubro a través de KEXP o Tiny Desk es de bandas actuales influidas por aquellas tendencias», explica Carolina. Si metes al legendario productor Paco Loco en la ecuación, la gente que hoy en día se acerca al medio siglo de vida se lleva un alegrón de los que últimamente escasean en la escena musical. Melodías incontestables, radiantes y estribillos mollares. La fuerza y la pureza que propulsaba nuestra propia adolescencia bajo capas interminables de guitarras irisadas y potentes. Ritmos salidos de cajas emocionantes, mutantes y matizadas, y un bajo meloso y agridulce, heredero de la mejor tradición británica.

También una voz aguda, modulada y texturizada como un instrumento más, entre onírico y celestial. Orgánica pero sobrenatural, como un canto de sirena que encaja a la perfección en cada estrofa, puente y estribillo. «Las voces tienen mucho proceso de estudio, pero también mucha preparación en casa. Trabajo mucho las canciones a nivel de métrica y de estructura para que todo quede perfectamente ajustado a la hora de cantar encima de una pieza terminada».

Las letras, las palabras de ‘Popalina’, son de una calidad abrumadora. Carolina es filóloga y poeta y utiliza un castellano espectacular. Su libro ‘Curso avanzado de perra’ ganó el V ‘Premio Irreconciliables de Poesía’ y es toda una lección de como expresar el desgarro y la estupefacción que provoca el abandono con un lenguaje irónico, agudo, inteligente y, a ratos, devastador. «Para escribir poesía y canciones comparto senderos, no lo hago de manera estanca. Obviamente, escribo yo y tengo mis vicios y mis trasvases. Un poema tiene una música interna, mientras que en una canción la letra tiene que estar a favor de la música. Cuidar la canción es cuidar la letra, tiene que estar equilibrada con la música como una pareja de amantes bien avenidos», explica Carolina.

El vinilo, publicado por No Aloha Records, está facturado con un gusto exquisito por Marc Volpini y, durante sus presentaciones, Otero cuenta con el respaldo de los Someone Elses, unos músicos soberbios que acaban otorgando al asunto un extra de molonidad. «Las guitarras de Dani Gurrea son soberbias, Roberto Timón está ultra sólido a la batería, demostrando su gran capacidad de adaptación y Francis Palacios, que sustituye a Nick Simpson, se ha puesto las pilas tan rápido que no imaginamos la banda sin él. Con ellos me siento comodísima, nos tenemos mucho afecto y estamos en un gran momento de forma». Lo comprobaremos el 14 de mayo en 16 Toneladas.