En la trama de intereses que instruye el juez Baltasar Garzón, también aparecen eventos deportivos, con los que supuestamente habría colaborado o prestado servicios alguna de las empresas investigadas. No voy a meterme en cuestiones de tipo legal. Ni soy abogado. Pero tengo ojos y veo; tengo oídos y escucho, y tengo cerebro y pienso, y, además hablo y escribo. No es una cuestión de legalidad o ilegalidad; eso ya lo dirimirá quien deba hacerlo; sino de algo más elemental. De saber por qué se han hecho determinadas cosas, cuáles son las razones por las que a unos se les hacen contratos publicitarios directos en base una supuesta promoción de la nostra Comunitat, y a otros ni se les recibe o se les da largas; por qué TVV paga a unos por los derechos de retransmisión y a otros no; o por qué a unos se les subvenciona y a otros no, o mucho menos, como se ha hartado de pedir Gregorio García, cuyo equipo de balonmano está a punto de desaparecer porque no le dan exactamente lo mismo que a otros en las mismas circunstancias y categoría. Me limitaré a poner tres ejemplos.

El primero el de Aspar, gran deportista y gran piloto, al que la Agencia Valenciana de Turismo le otorga más de 3 millones de euros para su equipo, por lucir en sus motos la famosa palmerita, que casi no se ve. A otros, en cambio, se les niega. Y no estamos hablando del Aspar piloto, sino de alguien que ha montado un equipo, como otros muchos a distinto nivel. Sin esa subvención o contrato publicitario, más el de Bancaja, ese equipo desaparecería.

Segundo ejemplo: el Gran Premio de Fórmula. Si es la Generalitat la que ha desembolsado más de 80 millones de euros para adecuar el circuito callejero, y la que negoció con Ecclestone la celebración de la carrera ¿por qué el organizador tiene que ser una empresa privada? Empresa que ni existía cuando se negoció con Ecclestone y que tuvo que montarse a la carrera. Y en ella, nuevamente, Bancaja y Aspar. ¡Qué casualidad! Sigo preguntándome: ¿por qué si la inversión fue pública, no lo fue la gestión?, ¿por qué no pudo organizarlo el Circuito del Motor, una empresa pública de la Generalitat?, ¿por qué no se hizo un concurso para ver si había otros posibles organizadores en condiciones más ventajosas? Por cierto, a estas alturas todavía no sabemos cómo le fue a Valmor ese primer Gran Premio porque nadie ha hecho públicas las cuentas. Ni creo que las hagan; se excusarán alegando que se trata de una empresa privada.

Tercer ejemplo: el de mi amado Rafael Blanquer, amigo del presidente Camps. Su club, el València Terra i Mar es campeón de España de atletismo femeninos desde hace 16 años (16), pero la mayoría (13) gobernando el PP. La conselleria del ramo le subvenciona según unos baremos iguales para todos. Nada que decir, porque, además, la cantidad no es alta. Pero, ¿por qué y en base a qué criterios, la diputación le concede más de 700.000 euros? ¿A cuántos clubes subvenciona la diputación? ¿Por qué al equipo de Blanquer, y no al Fent Camí, al Torrent, o al de la Ribera? ¿Qué es campeón de España y subcam-peón de Europa? Cualquiera de esos otros clubes que menciono lo serían con el mismo dinero. ¿Apuestan algo? Y máxime cuando ni siquiera tiene equipo masculino ni participa apenas en categorías inferiores, como hacen los otros. Para rematar el tema se ha sabido gracias al Sindic de Comptes, que la sociedad Circuito del Motor y Promoción Deportiva, le da dinero. ¿En base a que parámetros? ¿Qué pinta la empresa pública creada para gestionar el Circuito del Motor, con una deuda galopante, dando dinero a un equipo de atletismo? ¿Quién les ha dicho que lo hagan? Porque no creo que se les haya ocurrido a ellos.

Lo dicho, estas cosas serán legales, pero cantan mucho, sobre todo cuando después esos amigos aparecen en la campaña electoral apoyando al PP. Pues que les paguen desde el PP y no con el dinero de nuestros impuestos.