El primer coche de competición fabricado a base de vegetales es ya una realidad. Este invento trascendental se ha desarrollado en un instituto ubicado en Paterna, y combina velocidad y respeto por el medio ambiente. Este fin de semana se presenta en la Malva-rosa.

El Beach Park de la Malva-rosa será testigo, pasado mañana, de un acontecimiento insólito en el mundo del motor. Se llama WorldFirst y es el primer coche adaptado a la alta competición fabricado con materiales de fuentes renovables, a base de vegetales como la zanahoria (que constituye el volante), la soja (presente en el asiento), las patatas (que hacen el chasis y la carrocería) y el yute. No sólo eso: otra característica de esa peculiar mecánica es que utiliza chocolate como carburante y aceite vegetal como lubricante. Es decir, contaminación cero y la premisa sorprendente de poder dar la talla en una carrera de Fórmula 3. Todo un lujo en mitad de las caóticas perspectivas científicas de un calentamiento global devastador. Con un contexto inmejorable, las inmediaciones del Gran Premio Telefónica de Europa de Fórmula 1, el WorldFirst se dará a conocer internacionalmente.

Según sus creadores, el motor es capaz de impulsar al WorldFirst F3 hasta velocidades de 200 km/h y su sistema de escape no contamina en absoluto. Al contrario, mientras rueda sobre el asfalto limpia el aire gracias a la incorporación de un catalizador que elimina el CO2 de la atmósfera. Una purificación que constituye su mayor aporte medioambiental y lo dota de una esperanza en la batalla contra la destrucción del planeta. Otra ventaja es que los vegetales y hortalizas sustituyen la fibra de carbono y el kevlar en el cuerpo del coche.

Los responsables de la creación, el Instituto Tecnológico del Plástico (AIMPLAS), bajo un encargo de la Universidad de Warwick (Reino Unido), pretenden demostrar la validez de los materiales procedentes de fuentes renovables en las condiciones de uso más exigentes, como puede ser una alta competición automovilística. Según afirma José Antonio Costa, director gerente de AIMPLAS, "es fundamental poder participar activamente en proyectos internacionales que tengan como fin crear nuevos nichos de mercado, respetuosos con el medio ambiente". Una nueva oportunidad para el Instituto ubicado en Paterna y que lleva tiempo innovando y creciendo en el sector de la investigación con nuevos materiales obtenidos de fuentes renovables. La empresa, que pertenece a la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunidad Valenciana (REDIT) y a la Federación Española de Entidades de Innovación y Tecnología (FEDIT) fue creada en 1990 como asociación privada sin ánimo de lucro, integrada por empresas del sector del plástico. Desde entonces, su objetivo ha sido el de aumentar la competitividad de esas sociedades a través de la investigación tecnológica.

No es la primera vez que se anuncian combustibles fabricados con extraños materiales. Hace meses, unos investigadores asturianos presentaron un estudio en el que se demostraba que la basura podía fabricar bioetanol, un material que, mezclado con otros, produce un biocombustible de alto poder energético, con características muy similares a la gasolina, pero con una importante reducción de las emisiones contaminantes. Un ejemplo es el Aston Martin DEB5 propiedad de Carlos de Inglaterra, que funciona con un 100% de biotetanol, fabricado con vino blanco, al que se añade un producto derivado del queso. Todo un compromiso (caro, eso sí) del miembro de la nobleza británica por reducir las emisiones.