Los jugadores del Valencia CF llevaron anoche brazaletes negros en memoria de un excompañero: Enrique Moreno Bellver, muerto ayer, víctima de un infarto, a los 48 años de edad (había nacido en Valencia, el 6 de septiembre de 1963). Conocido futbolísticamente como Quique Moreno, este defensa central formado en las categorías inferiores del club, era nieto de la propietaria del popular restaurante La Pepica, ubicado en la playa de las Arenas.

Llegó al primer equipo valencianista en la temporada 1981-82, con la aureola de joven promesa, promocionado por Pasieguito, entonces secretario técnico. Fue el mismo verano en el que se fichó al austríaco Kurt Welzl, al danés Frank Arnessen, a los valencianos Ribes y Roberto Fernández, procedentes ambos del Castellón, y también ascendió desde el Mestalla el meta Bermell. Por contra, dejaron el equipo Pepe Balaguer, Juanito Sol, Mario Kempes, Fernando Morena, el portero Pereira, héroe de la final europea de Bruselas, y Vilarodá. El cambio generacional se imponía y Moreno era uno de los llamados a consumarlo.

Dotado de buena técnica para dar salida al balón, de tallo largo para el juego aéreo y con buena zancada para la incorporación ofensiva, debutó en el primer equipo de la mano de Miljan Miljanic. Pero en su puesto de defensa central tenía una dura competencia: estaban en pleno auge Miguel Tendillo y Ricardo Arias. Le tocaba aguardar su oportunidad. Pero la espera se le hizo larga y se acomodó. Acabada la temporada 84-85, fue traspasado al Rayo Vallecano, donde estuvo una campaña en Segunda División, antes de volver a la máxima categoría en las filas del Real Valladolid, para colgar definitivamente las botas en 1992.

El próximo domingo, en el partido ante el Sporting, la afición de Mestalla le rendirá su último homenaje, guardando un minuto de silencio en su honor. El club le recordó ayer en su página web enviando su «más sentido pésame a los familiares, amigos y allegados» del que fuera su jugador.