Un detalle ilustra la imparable progresión de la carrera de Juan Mata (Oviedo, 1988). El exmediapunta del Valencia no se arredró a la hora de lanzar el primer penalti del Chelsea -errado, pero subsanado con el acierto de sus compañeros- de la trascendental tanda de la final de la Liga de Campeones, contra el Bayern de Múnich. Una responsabilidad de enorme peso psicológico, que se atribuye normalmente a la figura del equipo o a uno de los pesos pesados del vestuario.

La final fue una muestra más de la jerarquía adquirida en un solo año en el por Mata en un equipo con los roles de liderazgo muy definidos por la columna vertebral integrada por el central John Terry, Frankie Lampard y Didier Drogba. "Da igual qué entrenador haya en el Chelsea, quienes mandan realmente en el equipo son Terry, Lampard y Drogba", es una de las máximas no escritas del vestuario del Bridge.

A pesar de las dificultades que entraña el cambio de campeonato y la adaptación a un vestuario dominado por esa casta, Mata ha sido el mejor jugador del campeón de Europa. En el terreno de juego ha desequilibrado con su calidad técnica. Fuera de él, se ha integrado con inteligencia en el equipo, en el que pasó la novatada iniciática de tener que entonar una canción, subido a una silla, ante el resto de compañeros. Mata pasó el trance con la "Macarena", un éxito asegurado.

y en la vida de Londres, una ciudad a la que se adaptó leyendo el libro "Historias de Londres", de Enric González, y en la que se mueve con metro, perdiéndose en barrios bohemios como Brick Lane y el East End. Su buen manejo del inglés facilitó su rápida adaptación, a pesar de las dificultades iniciales para entender, por su rapidez, algunas de las conversaciones con los árbitros. Desde un primer momento le impresionó, además, el ambiente de los estadios ingleses, el de "catedrales" como Old Trafford o Wembley, pero sobre todo, reconoce, el de campos pequeños, siempre llenos, como el del Norwich o QPR.

Como Wise y Zola

Mata marcó en su debut con el Chelsea, es el encargado de lanzar golpes francos -tarea que no tenía encomendada en el Valencia-, por delante de Drogba y Lampard, fue elegido mejor jugador de la final de la FA Cup y los propios aficionados del Chelsea le votaron como el futbolista más valioso de la temporada, como ya lo fueran en el pasado algunas leyendas de los "blues" como el feroz centrocampista Dennis Wise o el "fantasista" Gianfranco Zola. En 34 partidos en la Premier League, ha marcado 6 tantos y ha regalado 13 asistencias.

La transición de André Villas-Boas a Roberto Di Matteo no ha afectado a Mata, que ha gozado de la confianza de los dos técnicos. El entrenador italiano deshizo el conato de revolución, técnico iniciado por el portugués, que llegó a prescindir de Lampard y apostó decididamente por jóvenes valores como Oriol Romeu y Daniel Sturridge. Di Matteo reforzó el dispositivo defensivo del equipo y recuperó para la causa a los veteranos, que han tirado del carro del Chelsea en su errático paso por la Premier -finalmente clasificados sextos- y en su agonista avance en la Liga de Campeones, donde se encontraron dificultades para pasar la fase de grupos y eliminar a Nápoles, Benfica y Barcelona. Para los dos entrenadores, Mata, con el diez a la espalda, ha sido un futbolista insustituible.

Se une a Villa, Mijatovic y Benítez con la "Champions"

Mata se une a la lista de exvalencianistas que han ganado la Liga de Campeones después de abandonar el club de Mestalla. Este camino empezó a recorrerlo Pedja Mijatovic hace más de quince años. El atacante jugó tres grandes años en Mestalla y firmó por el Real Madrid en 1996 tras abonar su cláusula de rescisión. Dos temporadas le fueron suficientes para convertirse en ídolo de la afición madridista al anotar el gol del triunfo en la final de la Liga de Campeones frente al Juventus de Turín. También traumática fue la salida del entrenador Rafa Benítez del club en 2004, tras haber conquistado dos Ligas y una Copa de la UEFA. Un año le fue suficiente para ganar la Champions con el Liverpool, en la épica final contra el Milan de 2005 (3-3). David Villa, también en su primera temporada con el Barcelona, ganó la Champions contra el Manchester United en Wembley, marcando uno de los goles del 3-0 final.