Nació en Onda hace 37 años en una familia humilde, cuando el divorcio aún estaba prohibido en España, y hoy es una fémina ejemplar por muchos motivos. Patricia Campos ha ido subiendo escalones en su trayectoria profesional, y personal, con la misma tenacidad de quien sube la cima del Everest sin oxígeno y en circustancias muy adversas, pero sin perder nunca el aliento. Licenciada en Comunicación Audiovisual, cambió su vida el día que apostó por sus dos grandes sueños: el fútbol y volar. Dos pasiones que le han llevado ahora a su cumbre personal: hoy dirige el proyecto de la ONG norteamericana Fútbol sin Fronteras en Uganda. Una iniciativa solidaria, presentada ayer en el Corte Inglés de Colón (Valencia), destinada a ayudar a miles de niños africanos a acceder a la educación gracias al fútbol, el vehículo que llevó a la propia Patricia a Estados Unidos. Es la primera entrenadora europea de fútbol de la liga Premier norteamericana.

La tenacidad está grabada a fuego en alguna parte de la hélice del ADN de esta mujer valenciana. Patricia no es conocida por su meritorio salto al mundo técnico del fútbol, sino por ser la primera mujer española en ser piloto de reactores. Contracorriente, con todas las estadísticas en contra, aprobó la oposición para entrar en la Armada Española. Marcó un hito en la historia militar y de la aviación nacional. Nunca se olvidó del balón y eso le llevó a jugar con el equipo de la USA Navy. Fue nombrada capitana del equipo y de ahí pasó a entrenar en la Premier americana.

Ahora, el periscopio de su vida se centra en ayudar a los niños ugandeses. Buscó patrocinadores, organizó una campaña de donaciones y plantó la bandera de Fútbol sin Fronteras en el centro de África. Un proyecto que evita que muchos niños caigan por el sumidero de la pobreza. Ya ha creado 10 equipos femeninos. «Ahora queremos vallar los campos, porque hay cristales y basura. Y muchas enfermedades», asegura sin remilgos.

Las dos futbolistas del Levante UD Femenino Ana Bucete y Nerea Pérez le respaldaron ayer en el acto. «Es una grandísima iniciativa, porque junta el fútbol con la solidaridad», coincidieron.