El estadio de fútbol Mundial 82 de Catarroja, construido por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) en 1984 a cambio de traspasarlo al ayuntamiento de la localidad 30 años después, está en grave estado de conservación. El organismo que preside Ángel María Villar no ha cumplido con las mínimas condiciones de mantenimiento, lo que lo convierte en una instalación altamente peligrosa para la seguridad de las personas. Así lo certifica una auditoría realizada por el ayuntamiento de la población de L´Horta, que ayer instó a la federación a cerrar el recinto. No tenía otra salida el consistorio del que Jesús Monzó (Compromís) es alcalde. Terminado el plazo de la concesión, el estadio está muy deteriorado y la RFEF no ha contestado a ninguno de los escritos enviados para formalizar el retorno de su propiedad al ayuntamiento.

«No podemos poner en riesgo a nadie, así que instamos a la RFEF a cerrarlo», aseguró ayer el primer edil en una reunión que convocó con los clubes implicados. Los principales afectados son los casi 200 niños de la escuela del Catarroja CF, club que tiene el usufructo del campo.

El Mundial 82, un proyecto ideado durante el campeonato del mundo que se celebró en España, se terminó dos años después a cambio de unas condiciones que habían quedado muy claras: el ayuntamiento cedía los terrenos a la RFEF para la construcción del campo con una concesión de 30 años. Durante ese tiempo, se comprometía a mantenerlo antes de «entregarlo» a Catarroja. Ese plazo expiró en octubre de 2014, cuando el PP gobernaba el municipio. La herencia envenenada ha caído en manos del actual gobierno, que busca ahora soluciones de urgencia para que los usuarios del estadio (el Catarroja CF y su escuela, así como un club de veteranos) puedan seguir entrenando y disputando sus partidos.

La auditoría deja bien claro que el estadio Mundial 82, que la RFEF construyó con el fin de albergar partidos de las selecciones autonómicas „otorgó el usufructo (y explotación) de la instalación al Catarroja CF„ no puede continuar abierto. Las cuatro torres de hierro están oxidadas y en peligro de derrumbe, la instalación eléctrica sufre derivaciones, los vestuarios están desconchados y hay grietas en las gradas, entre otras deficiencias. Unos desperfectos valorados en 139.000 euros. A falta de conocer la postura de la RFEF, teórica titular del recinto hasta que diga lo contrario, el ayuntamiento ya tiene presupuestados 50.000 euros para cubrir las principales necesidades. Mientras la federación no abra la boca, y pese a que la concesión ha caducado, el Mundial 82 sigue siendo propiedad de la federación. Hace falta cerrar la concesión mediante acta notarial. Ante el silencio federativo, el ayuntamiento ha dado un ultimátum: ha citado a la RFEF el día 20 de mayo para formalizar el retorno de la propiedad.

Los padres de los niños de la escuela del Catarroja mostraron ayer, como es lógico, su preocupación por el cierre. El consistorio se ha puesto en marcha para reubicar a los niños afectados. Los trasladará al polideportivo municipal, que ya utiliza el otro equipo de la población, el Fútbol Base CD Catarroja. La tarea no es fácil: hay que cuadrar horarios para los entrenamientos y los partidos, a falta de que se resuelva la titularidad del Mundial 82. Un campo de fútbol 11 y uno de fútbol 8 para 400 niños. Una vez el campo sea de propiedad municipal, el consistorio se ha comprometido a repararlo «lo antes posible». Los partidarios de unificar las dos escuelas han empezado a moverse. Quizá sea el momento, han pensado.