11.30 horas de la manaña, Cesare Prandelli espera a los medios en el vestíbulo del hotel Meliá de Valencia. Está solo, consultando el móvil todo el rato, quizás leyendo las primeras noticias sobre la rueda de prensa que Jesus García Pitarch y Anil Murthy han finalizado minutos antes en la ciudad deportiva del Valencia y en la que han dado la versión del club sobe la dimisión irrevocable que el técnico transalpino presentó el viernes. Al ser preguntado por Levante-EMV por cómo se siente tras abandonar el equipo valencianista es sincero: "Estoy muy disgustado", acompaña sus palabras con gestos de incredulidad cuando se le comentan los pormenores de las palabras de los portavoces del club. Sin embargo, con la llegada de sus asesores todo cambia. Aconsejado por ellos, apunta que prefiere esperar para hacer una valoración pública de lo sucedido.

Y es que Cesare Prandelli también ha querido dar su versión sobre su marcha del Valencia. En una comparecencia sin preguntas, el técnico ha explicado que hace unas semanas se reunió con Peter Lim para pactar cuatro fichajes para este mercado de invierno, en cambio hace unos días la presidenta Layhoon "me dijo que de esos cuatro fichajes debía elegir solo uno". Entonces decidió dimitir. El italiano atacó de forma elegante el proyecto de Lim al asegurar que "son gente de números, y el fútbol es mucho más, es sentimiento".

Prandelli reveló que ha querido cambiar cosas en la entidad como abrir Paterna a los aficionados "pero desde la sociedad no quisieron para no oir mensajes". El italiano se marcha "triste de una ciudad que me ha amado" y ha pedido "a la afición que apoye desde el martes a unos jugadores muy jóvenes y a veces Mestalla impone". Por eso pidió que Zaza estuviera ya a sus órdenes desde el 27 por "su carácter" y "ser una cara nueva".

El técnico afirma que se marcha "por respeto a un club, una ciudad y una afición que se merecen todo mi respeto. Vine para un proyecto grande, no para uno mínimo". Entonces, en un gesto elocuente se ha referido a las palabras de García Pitarch en las que dijo que presentaba su dimisión y que Prandelli se iría detrás. El italiano movió una silla vacía a su lado, en refrencia a que Suso no estaba allí. "He venido a ayudar y es una decisión difícil. Estoy muy triste, lo he intentado todo. Pero prefiero renunciar a mi contrato a ser un entrenador que flota. Se termina un sueño que ha durado tres meses", ha apostillado.