En silencio. Así se quedó la Fonteta tras la dolorosa derrota del Valencia Basket ante el Unicaja en el tercer y definitivo partido de la final de la Eurocup. El conjunto valenciano dejó escapar un partido que estuvo controlado durante 30 minutos y al que llegó con ventaja de 13 puntos al inicio del último período (56-43). A partir de ahí llegó la pesadilla con un parcial de los malagueños de 0-18. Demoledor. El choque estaba marcado por la enorme tensión que había estallado en el tercer cuarto tras una acción antideportiva de Nedovic sobre Rafa Martínez que no fue señalada y que tuvo como consecuencia la eliminación del jugador del Unicaja Omic. Joan Plaza planteó una zona que se le atragantó a Pedro Martínez y por concatenación a sus jugadores recordando aquel caluroso día de 2004 donde Scariolo superó a Paco Olmos.

El Unicaja, con un trabajo de hormiga, recortó las diferencias hasta que se puso por delante con un triple de Smith (56-59). El Valencia Basket estaba descompuesto y las soluciones no llegaban ni desde la pista ni tampoco desde un banquillo superado por la situación y bloqueado en la toma de decisiones urgentes. Solo una canasta de Thomas y dos tiros libres de Dubljevic fueron el pobre bagaje de los taronja. Inadmisible en cualquier partido, pero más en una final europea en casa. Falló 10 triples seguidos. Y cierra un curso que hasta ayer había sido sobresaliente en la Eurocup y que además abría la puerta de par en par a la Euroliga. Se acabó el embrujo de la Fonteta. Reflexión en frío necesaria y todo centrado en la liga. Toca levantarse.