Con Del Bosque la selección alcanzó las más altas cotas de gloria en el Mundial de Sudáfrica. A las puertas de la cita mundialista de Rusia, afirma que la España de Lopetegui “pinta bien”, pero que los últimos resultados no deben desatar la euforia.

Cada vez resultan más frecuentes sus visitas a Canarias, donde incluso una ciudad deportiva lleva su nombre en San Bartolomé de Tirajana.

Aquí me siento como en casa. Llevo viniendo desde que tenía 16 años, cuando era juvenil. Luego con el Real Madrid de jugador, de responsable del fútbol base y también de entrenador, además de con la selección. Siempre me han tratado extraordinariamente.

Usted siempre ha declarado el cariño que le profesa a la UD. ¿Cómo valora el descenso a Segunda del equipo amarillo?

La Primera División es muy dura; y también la Segunda, porque hay bastantes equipos que han militado en la máxima categoría. Lo más importante es que la UD, más allá de que su temporada no ha sido buena, es un club consolidado con unas bases sólidas y con una masa importante de seguidores. No hay que temer que le ocurra como a otros que, en esta situación, han llegado a estar incluso cercanos a la desaparición. Esto no le ocurrirá a Las Palmas. Hay que tomar el descenso con deportividad y encarar ya el futuro; intentar hacer las cosas bien, que seguro que también lo han intentado esta temporada pero no ha salido. Hay tres equipos que bajan y el que se descuida un poco se ve en esa complicada situación, como el caso de la UD.

Del Bosque, durante su trayectoria, se ha caracterizado por ser un acérrimo defensor del trabajo con la cantera. En la UD, en esta última etapa con Paco Jémez e intentando salvarse de la quema del descenso, ha apostado por los mercenarios más que por los canteranos, después de que Setién revalorizara a la gente de casa.

Las Palmas siempre ha tenido una buena base de jugadores propios que le han dado gran resultado, pero creo que no hay que dejar al margen a los que vienen de fuera. También ha habido futbolistas del exterior que han dado un gran rendimiento aquí. Creo que desde el club, en estos últimos meses y con la sana intención de evitar el descenso, se ha intentado traer a los que creyeron que eran los mejores para ello. Pero la mezcla entre gente de la casa y de fuera siempre ha dado buenos resultados a este club. En este caso no ha podido ser. A pesar de ello, no deben de dejar de lado la cantera, que es fundamental, y enriquecer al equipo con futbolistas del exterior.

Quizás esta temporada se ha echado de menos la capacidad de liderazgo en la parcela deportiva para voltear la mala situación. ¿Es fundamental para usted tener esa figura?

El líder es un hombre que marca la ruta dentro del vestuario, que influye en los jugadores de manera positiva para obtener rendimientos. A veces, aun siendo un buen líder, no salen las cosas. Pero no existe una fórmula única. Cada uno es como es dentro de su personalidad propia, del carácter, de la formación y de la experiencia personal. Nadie tiene la receta mágica para decir así tiene que ser un líder.

Esas características de líder que casi todos tenemos en la cabeza, un hombre al que conoce usted bien como Andrés Iniesta no cumple esos parámetros que todos tienen en mente.

Así es, pero Andrés tiene el liderazgo y la autoridad del que rinde en el terreno de juego, que es la cualidad que más valoran los compañeros. No es líder por lo simpático o por carácter, sino porque juega bien al fútbol y porque se trata de un buen compañero.

¿Cómo valora su más que presumible marcha al fútbol chino la próxima temporada?

Es una decisión personal y seguro que cuenta con el respaldo de su club, el Barcelona, y de sus compañeros. Es uno de nuestros héroes que nos hicieron campeones del mundo y de Europa. Se trata de un futbolista ejemplar.

¿Y qué valoración le merece que France Football, la revista francesa que concede el Balón de Oro, haya pedido disculpas por no haberle otorgado ese galardón el año en que España ganó el Mundial con un gol suyo, aquel célebre Iniestazo?

Vale más el reconocimiento de los propios compañeros y de toda la familia del fútbol que el propio Balón de Oro. Cuando ganamos el Mundial era el momento de que a alguno de nuestros jugadores le hubiesen concedido el premio, pero no pasa nada.

Y hablando de líderes, en la actual selección española uno de ellos está siendo David Silva. ¿Qué le parece el temporadón del grancanario con su club y con España, a pesar de atravesar situaciones personales adversas en los últimos meses?

David ha demostrado ser un gran profesional, sin que le afectasen las situaciones personales que le ha tocado vivir. Ha sabido llevarlas de la mejor manera posible y ha cuajado una excelente temporada. Está jugando muy bien, haciendo méritos para estar en la selección, con la que ha superado los 100 partidos. Tiene una trayectoria fantástica y siempre jugando. Es de esos jugadores que casi nunca han jugado mal.

Y de cara al Mundial, ¿cómo ve las opciones de España?

Estamos bien. En los partidos más próximos, tanto de la fase de clasificación como en los amistosos contra grandes rivales, hemos estado muy bien. España tiene una pinta muy buena.

Tras esos buenos resultados contra Italia, Alemania y Argentina, como suele ser habitual en España, la euforia se desata...

Es algo imposible de controlar. No me gusta el optimismo exagerado, pero no dejo de ver que estamos entre los mejores y que optamos al título, pero sin optimismos falsos ni tonterías; normalidad y nada más.

¿Orgulloso de que la selección española siga manteniéndose fiel a la filosofía futbolística que implantaron primero Luis Aragonés y que tuvo continuidad con usted?

En el fútbol no puedes ir contra las características de los jugadores y es bueno que los entrenadores nos adaptemos a los futbolistas con los que contamos. Esto también produce un cierto mimetismo con respecto a los chavales que van llegando nuevos. Si hemos encontrado un estilo bueno, por qué vamos a cambiarlo. Lo malo sería que llegase alguien que quiera borrar las huellas del pasado.

El estilo de la selección española se asemeja mucho con el que siempre ha caracterizado al fútbol canario.

Pero no sólo en cuanto al toque y la calidad. Por ejemplo tenemos el caso de David Silva. Además de su enorme calidad, lucha, se muestra agresivo, tiene pasión por jugar... El futbolista canario no sólo es un jugador fino, que únicamente sobresale por la estética de su fútbol pero que no lucha. No es verdad, el jugador canario desde siempre también ha sido luchador y esforzado.

Le ponemos en un brete. Muchos señalan a Germán Dévora y David Silva como los mejores estandartes del fútbol canario en toda la historia. ¿Lo considera así?

Nosotros por ejemplo no vimos jugar a Luis Molowny. Me apetece hablar más de él, porque lo tuve como entrenador. Ha sido un representante fantástico del fútbol canario como deportista y como persona, como también lo es Germán, muy parecido a Luis en la caballerosidad.

Hablando de Luis Molowny, ¿a Vicente del Bosque le ha servido como referencia en su faceta de entrenador?

Sin ninguna duda ha sido uno de los referentes que han marcado mi carrera como entrenador. Se trataba de un líder moral en todos los sentidos, y era una persona a la que le tenía un gran aprecio a nivel personal. Una gran persona que me marcó mucho.

De él y de usted se destaca la capacidad para manejar un vestuario plagado de estrellas como puede ser el del Real Madrid, aunque en la época de Molowny quizás con menos egos que lidiar...

No crea, también antes se daba esa circunstancia. Los vestuarios no cambian con el paso del tiempo, son muy parecidos unos a otros; no hay mucha diferencia entre el de la UD San Fernando o cualquier otro equipo de aquí con los que te encuentras en un conjunto de Primera División. Los problemas son los mismos, sólo juegan once y hay muchos chavales que quieren jugar y se quedan fuera. Son problemas comunes a todos los vestuarios de todos los países.

¿Cuando hay que lidiar con tantas estrellas al entrenador le ayuda el tener hombres de confianza dentro de la caseta?

Siempre hay varios líderes, unos por antigüedad, por calidad o por rendimiento, y otros naturales, espontáneos, que a lo mejor pasan más desapercibidos para la gente pero que realizan un trabajo extraordinario dentro del vestuario. Lo más importante es que esos líderes no sean nocivos para el equipo.