Un tercer cuarto calamitoso dilapidó cualquier opción del Valencia Basket de ganar al Real Madrid. Aunque el de ayer era un partido que se presagiaba como extremadamente complejo, la mala salida tras los vestuarios en intensidad, defensa y acierto puso en bandeja la victoria al conjunto blanco. El trabajo de tres cuartos quedó estéril y dejó al equipo con el casillero de derrotas a cero y la lesión de Labeyrie. Sin apenas tiempo el cuadro valenciano deberá reponerse mañana en Murcia en otra jornada liguera.

Bien hasta el descanso

Tras el salto inicial los dos equipos mostraron una gran intensidad y sobre todo una excelente inspiración de cara al aro contrario. El Valencia Basket jugó de tú a tú al conjunto de Pablo Laso con un enorme trabajo colectivo. Con el marcado igualado un triple de Doornekamp marcó la primera renta para los «taronja» (17-14). El conjunto blanco tuvo la mejor réplica en su jugador franquicia, Sergio Llull. El menorquín anotó cuatro lanzamientos desde la línea del 6,75 que relanzó a los suyos y permitió al Real Madrid llegar con ventaja al final del primera cuarto (26-28). El Valencia Basket salió con un mayor talante defensivo en el segundo cuarto pese a que una acción de Prepelic daba a los madridistas su mayor ventaja (28-33). Con tenacidad y paciencia el bloque de Ponsarnau frenó el caudal ofensivo de los blancos para volver a ponerse por delante en electrónico (39-36). Las pérdidas de balón este gran esfuerzo y el Real Madrid, acostumbrado a no perdonar los errores del rival retomó la iniciativa gracias a los puntos de Randolph para marcharse arriba al descanso (41-45).

El tercer cuarto sentenció el choque. Los «taronja» salieron desenchufados, con una defensa que apenas cometió faltas y un ataque se nubló con solo cinco puntos en diez minutos del tercer período. El Real Madrid funcionó como un auténtico rodillo con la salida a la pista de Carroll unido al talento de sus compañeros para ir marcando diferencias prácticamente insalvables con solo diez minutos por jugar (46-66). El conjunto valenciano trató de iniciar un tímido acercamiento a base casta y algo de más rigor atrás (51-66). Los árbitros, hasta ese momento correctos, tomaron protagonismo y encendieron a la grada con faltas muy discutibles a Dubljevic en ataque. A base de tripes, el Valencia Basket se acercó con uno de Van Rossom que alimentó la opción del milagro (70-79). No pudo ser, las fuerzas flaquearon y el choque se escapó. Sin alarmismo toca corregir errores ya.