Independientemente de que el Levante haya llegado a este punto de la competición sin nada por lo que suspirar, los tres puntos obtenidos en el feudo de Balaídos son tan balsámicos como necesarios. Pese a que el objetivo de subsistir en la élite del fútbol español se perfiló con anterioridad, los pupilos de Paco López limaron asperezas por los sinsabores creados tras dos derrotas y dos empates, en los que el discurso de ser un combinado peleón y ambicioso quedó en entredicho. Ayer, el cuadro azulgrana, mediante un ejercicio de resistencia, pero también de inspiración, fruto de aterrizar en la penúltima jornada de LaLiga Santander con los deberes hechos, batió al Celta, en gran parte, debido a un Bardhi que, con su doblete, ratificó que su estado de forma está a la altura de los mejores del campeonato.

Sin embargo, el macedonio, para alcanzar la excelencia, se nutrió de puro caviar procedente del centro del campo, donde Campaña exhibió nuevamente sus dotes y Radoja, en el escenario donde unas discrepancias contractuales le apartaron de la práctica futbolística durante un año, se armó de responsabilidad para contener a los suyos. Todos, en estado de numen y ante una de las plantillas más cualitativas de la zona baja. Hasta el punto, de que los primeros compases del evento, en clave granota, fueron arrolladores. En treinta minutos, el macedonio recibió un pase de primeras del '24' tras un pase filtrado de Mayoral, y un taconazo de Roger Martí después de una prolongación del punta nacido en Parla, para poner patas arriba el encuentro y sumar dos goles a su casillero particular, que está ardiendo desde que se reanudó el torneo ya que lleva cinco en diez partidos.

El balón parado es el vía crucis del conjunto de Orriols. Un porcentaje de tantos encajados han sido desde ese parámetro. Aunque la imagen rozó la matrícula de honor, el traje de gala se fue destiñendo desde que consiguieron la doble ventaja en el luminoso. Santi Mina, casi sin querer, se encontró con un balón que peinó Néstor desde la esquina. Y, para retamar la caída libre, Iago Aspas aprovechó la salida de Koke Vegas para sortearlo y empatar el choque, precedido por un error de Miramón que no tuvo un lúcido regreso. Luegoue expulsado por levantar la pierna en exceso.

Motivado y en modo resurrección, los gallegos salieron a por todas en el segundo asalto, pero la magia que se cocinó en la primera mitad por la medular la sacó a relucir Campaña. Mayoral se la dio, abrió a banda para Rochina y si el '21' inició la jugada, la finalizó cazando, al primer palo, un centro proyectado con escuadra y cartabón. No en vano, el Celta, pendiente de los transistores y de lo que sucedía en Son Moix y en San Mamés, volcó sus esfuerzos en ataque impulsados por la superioridad numérica.

Los balones colgados desde todo tipo de perfiles fueron la línea a seguir contra una retaguardia que alzó una muralla que se deshizo en el peor momento posible. Cuando el duelo quemaba sus últimos cartuchos, Gabriel Fernández remató un centro lateral que superó a Koke, pero la virgen apareció en forma de VAR. Nolito, que también buscaba ese esférico, se entrometió en la visión del guardameta, y dejó el marcador con la balanza de cara al Levante, que con la finalización del encuentro,vuelve a sonreír después de un periodo en el que la crisis de resultados puso en el tela de juicio la identidad y el sentimiento de pertenencia. Sin margen para saborear los tres puntos, La Nucía, el próximo domingo, deberá precintar el año de la mejor manera posible.