LaLiga es LaLiga y tiene un marco propio, distinto a la Premier. Lo que sirve para un campeonato puede no funcionar en otro o no tener el mismo efecto, pero hay fundamentos e ingredientes que importados y combinados con intención pueden marcar la diferencia. El último paso de Javi Gracia por el fútbol inglés es importante para entender el tipo de entrenador que llega al Valencia CF, más todavía dentro del ambiente de un cuerpo técnico enfocado a la mejora y al aprendizaje constantes. El proceso ha reforzado argumentos esenciales de su abecé. Entre enero de 2018 y septiembre de 2019 Javi Gracia se enfrentó a Pep Guardiola, Jürgen Klopp, Mauricio Pochettino, David Wagner, Nuno Espírito Santo, Unai Emery, Antonio Conte o Marco Silva, pero también a entrenadores locales como Roy Hodgson, Eddie Howe o Sean Dyche. Gracia viene de preparar partidos contra los mejores, técnicos y jugadores. La experiencia en vivo ha desarrollado su repertorio táctico, sus conocimientos y su trama de soluciones.

Inglaterra es cosmopolita y universal, pero mantiene el acento británico: el juego directo, el dominio de la segunda jugada, el impacto de los centímetros y del peso de los futbolistas en el balón parado, el (alto) porcentaje de jugadores poderosos en el cuerpo a cuerpo marcan la pauta. Ese desafío ha ampliado su perspectiva. El fútbol está evolucionando hacía una potente mezcla de táctica, técnica y músculo. La tendencia se siente en el City de Guardiola, fuerte en el ataque rápido, capaz de dominar también desde las transiciones. Recapitulando, el físico condiciona muchas fases del juego y es decisivo en muchos momentos.

La importancia de los perfiles

El Watford de Javi Gracia competía desde la mezcla de recursos. Por un lado Deulofeu o Kiko Femenía y por otro Deeney o Cathcart. La realidad es que el equipo estaba bien adaptado a las virtudes de los futbolistas y del campeonato (como siempre), con una exuberancia atlética evidente en cada línea de los Hornets, a través de la marca de sus dos mediocentros: Étienne Capoue y Abdoulaye Doucouré. Un pasillo central poderoso en el contacto sumado a la velocidad, el desequilibrio, la creatividad y la agresividad desde las bandas (con variedad de recursos ofensivos, también desde los laterales) o los interiores con Roberto Pereyra, Richarlison o Deulofeu como exponentes distintos e ideales.

En clave Valencia CF todo esto tiene su importancia. Maxi encaja, Guedes encaja (y mucho), Carlos Soler encaja, Gayà encaja... Algunos perfiles se reproducen siempre. Se verá con el paso de las semanas, en la forma de prepararse, de competir y de tomar decisiones. La apuesta por retener y rearmar el centro del campo en torno a Geoffrey Kondogbia es un buen ejemplo. En la misma dirección, es natural que quiera darle una oportunidad a Uros Racic en la pretemporada. Son prototipos de jugador Premier League. Yangel Herrera también entra en los parámetros; el venezolano viene de dar alto rendimiento en el Granada con Diego Martínez, técnico que maneja un modelo de juego con muchos puntos en común con Javi Gracia.

Entrenar la velocidad

Lo vivido refuerza los patrones que hicieron fuerte al Málaga de Gracia, referencia conectable con lo que puede ser su Valencia CF. En dos temporadas en La Rosaleda montó un equipo equilibrado y funcional, agresivo en campo contrario, vertical, atrevido, con jugadores de personalidad marcada, carácter y oficio. En la sala de máquinas se hizo fuerte a través del despliegue y la intimidación de Camacho más Darder, Recio o Pablo Fornals, al que utilizaba (mucho) como interior, con Rosales llegando a toda banda. Una obra maestra en el acaso, en desborde, en electricidad y en diversión. Su media de posesión era modesta pero cada tanto por ciento tenía un sentido.

En su presentación, Gracia perfiló su ideal: habló de mejorar la estructura para encajar menos goles, pero también introdujo el balón parado y las transiciones, en ataque y en defensa. Habló de trabajar la agresividad (como sinónimo de intensidad), uno de los handicaps de la última temporada en el Valencia. No todos los entrenadores buscan lo mismo. Con Celades el equipo no resistía cuando los rivales abrían gas y en LaLiga se lleva la cocina a fuego lento.