Normalmente se dice que la frialdad de los números no basta para radiografiar la realidad de un fenómeno. Una teoría, en cambio, puesta en cuarentena con todo lo vivido en el Valencia CF en la década 2011-2020, concluida hace apenas unos días. Durante este periodo la irregularidad ha definido la trayectoria deportiva -y, por ende, económica- del equipo blanquinegro. Diez años en los que las cifras no han sido caprichosas. Cada doce meses el libro de cuentas ha destapado y penalizado los sinsentidos del máximo accionista del club. El peor rendimiento, calibrado en puntos cosechados en la Liga, se ha producido siempre cuando el inversor asiático, apoyado en Jorge Mendes, decidió coger las riendas deportivas a dos manos.

En 2020 el Valencia, entrenado desde enero a diciembre por Albert Celades, Voro y Javi Gracia, tan solo ha sumado 40 puntos en 36 jornadas de Liga (10 victorias, 10 empates y 16 derrotas) entre las temporadas 2019/20 y 2020/21. Entre los 17 equipos que a lo largo del año natural jugaron todos sus partidos en Primera división, únicamente Eibar (39), Alavés (38), Betis (37) y Valladolid (37) obtuvieron peores réditos que los de Mestalla.

Desde 2011 hasta hoy, 2016 fue el único año natural con un bagaje todavía peor. El Valencia de los Neville, Pako Ayestaran, Voro y Prandelli, quien no se pensó lo de dimitir en la víspera de Nochevieja al sentirse engañado por Lim, se quedó en 37 puntos en otras tantas jornadas ligueras. Un punto por partido, o lo que es lo mismo, dos puntos a la basura tras cada envite. En el reciente 2020 la media de puntos por partido fue de 1,1.

Las coincidencias entre 2016 y 2020 -no solo los años más pésimos de la década, sino de la historia entera de la entidad- van más allá de los números. Tienen un denominador común: Peter Lim. La ausencia de directores deportivos con un mínimo de autonomía profesional con tal de reajustar la plantilla conforme a las necesidades detectadas por una secretaría técnica, o en comunicación y consenso con el entrenador. Desde comienzos de la temporada 15/16, aquella que Nuno comenzó cargado de poderes, se evidenciaron las consecuencias de los destrozos cometidos por Lim en el verano de 2015 con las salidas forzadas del club de la secretaría técnica -Rufete, Fabián Ayala y Joan Salvans- y el presidente, Amadeo Salvo. Los cuatro llevaban un tiempo al margen de las decisiones tomadas por Lim por su cuenta y riesgo. Las consecuencias se sucedieron como una tormenta perfecta en el libro de cuentas cada doce meses ha destapado y penalizado los sinsentidos.