Era su gran oportunidad. La oportunidad de toda una generación histórica del balonmano español que soñaba con proclamarse campeona olímpica. Por eso, cuando el tiempo se acababa, cuando el partido de semifinales ante Dinamarca llegaba a su fin reflejando ese doloroso 23-27 a favor de los escandinavos, el jugador alicantino Gedeón Guardiola rompía en un desconsolado llanto. El de Petrer, a sus 37 años lloraba por la que puede ser su última oportunidad en unos Juegos Olímpicos como integrante de una generación condenada a un inevitable relevo generacional marcado por le paso de los años y personificado en su capitán Raúl Entrerríos que dice adiós a los Hispanos tras Tokio. Gedeón aún no ha desvelado su futuro en la selección pero ahora, para el veterano pivote, París 2024 aún parece una cita lejana.

España volvía a tropezar con Dinamarca y dice adiós a la lucha por el oro. Tendrá que conformarse con luchar por su cuarto bronce olímpico (tras los conquistados en Atlanta 96, Sidney 2000 y Pekín 2008). Será mañana sábado a las 10:00 horas (hora española) y ante Egipto que ayer no pudo dar la sorpresa y cayó en semifinales frente a Francia, que por tanto, será el rival de Dinamarca en la gran final de mañana (14:00 horas).

Tras el diploma olímpico en Londres 2012 (donde España fue sexta), Gedeón aún puede encontrar el consuelo del bronce mañana sábado.

Ni la sobresaliente actuación del portero Gonzalo Pérez de Vargas, ni los goles de Alex Dujshebaev en la segunda mitad, nada bastó para doblegar a lo daneses, los vigentes campeones olímpicos que lucharán por revalidar su corona. España, pese a alinear de inicio a reputados asistentes como Dani Sarmiento o Raúl Entrerríos, no encontraba fluidez en ataque. Circunstancia que provocó que no hubieran transcurrido ni cinco minutos cuando España ya contabilizaba cuatro pérdidas de balón.

Un hecho que hubiera condenado a cualquier equipo dada la consabida capacidad de la selección danesa para castigar el más mínimo fallo de sus oponentes.

Sólo la sobresaliente puesta en escena de Gonzalo Pérez de Vargas, impidió el desplome del equipo español. Los de Jordi Ribera parecieron recuperar le precisión perdida aunque siempre a remolque en el marcador. El primer tiempo, dejó a los «Hispanos» con unos más que inquietantes cuatro goles de desventaja (10-14) en el marcador. Tras el descanso España pareció mostrarse más entonada en su juego tanto en ataque como en defensa, pero los daneses gestionaban bien su ventaja.

España tiraba de carácter. Pero ni con los tantos de Dujshebaev, fue incapaz de bajar de los dos goles de diferencia (20-22) con los que entró en los diez últimos minutos de juego. Y cuando lo logró (21-22) volvió a surgir la figura del portero Niklas Landin, que con dos soberbias paradas frustró la reacción y de nuevo, Dinamarca se volvía a escapar.

Las lágrimas de Gedeón

El alicantino Gedeón Guardiola afirmó, entre lágrimas, por todo el esfuerzo realizado en los últimos años «este equipo se merecía jugar una final olímpica. Sé que el deporte es así y hay que admitirlo, pero cuando se va acabando algo tan bonito, pues duele un poco más. He perdido Ligas, campeonatos y no me había puesto nunca así, pero con este grupo me emociono, porque siempre me he sentido muy cómodo en él y soñaba poder jugar una final olímpica con este equipo». Pese a ello, el pivote de Petrer ya piensa en el bronce: «El luto dura esta noche y nos repondremos para luchar por una medalla de bronce».