Mariano García protagonizó ayer una nueva gesta para el atletismo español, al lograr proclamarse campeón del mundo de 800 metros en pista cubierta en una final para el recuerdo, en la que tuvo que remontar desde la última posición para ganar.

El atleta murciano se convierte así en el tercer español que logra subir a lo más alto de un podio en un Mundial en pista cubierta después de que lo hicieran el lanzador de peso Manuel Martínez en Birmingham 2003 y Colomán Trabado, en los Juegos Mundiales de París 1985 (antecedente de los Mundiales) también en la prueba de 800 metros.

García, líder mundial del año con 1:45.12, había anunciado su intención de «dar guerra en la final» y cumplió escrupulosamente su promesa. La impetuosa salida del canadiense Marco Arop sorprendió a Mariano a cola del grupo, que cubrió el 200 en 24.04 y el 400 en 50.50. En ese punto atleta de Fuente Álamo había progresado ya hasta situarse a rebufo del canadiense. Cuando sonó la campana estaba colocado en situación idónea para asestar el golpe definitivo en la contrarrecta, imponiéndose con un tiempo de 1 minuto, 46 segundos y 20 centésimas al keniano Noah Kibet, quien invirtió 15 centésimas más; y al estadounidense Bruyce Hoppel, quien cedió 31 con respecto a Mariano. La cuarta posición fue para el también español Álvaro de Arriba, a solo 7 centésimas del podio.