Efe, Madrid

El Gran Premio de Alemania de 1959 disputado en el circuito berlinés de Avus es el único precedente de problemas con los neumáticos, que no resistían la curva peraltada de alta velocidad del trazado de 8,3 kilómetros.

La velocidad que se alcanzaba en este circuito, utilizado en ésta única ocasión para el Gran Premio de Alemania, y el trabajo al que se veían sometidos los neumáticos, exigía un prudencial cambio de los mismo, lo que aconsejó disputar la carrera en dos mangas de 30 vueltas cada una.

El vencedor de la misma fue el británico Tony Brooks (Ferrari), quién se impuso con un segundo y nueve décimas de segundo sobre su compañero de equipo el estadounidense Dan Gurney. La vuelta rápida dada por el vencedor de la carrera, Brooks, alcanzó una media de 240 km/h., lo que da idea del duro castigo a que eran sometidos los neumáticos en la curva peraltada.

«Si no se puede, no se puede»

En otro orden de cosas, pero siguiendo con el concurrido tema de los neumáticos, el austríaco Christian Klien, del equipo Red Bull, uno de los que llevan ruedas Michelin y que, al igual que el resto de los pilotos cuyos bólidos están calzados por estos neumáticos, se retiró tras el giro de formación, dijo que se enteró que no corría «diez minutos antes de la carrera» y añadió sobre la marca gala de neumáticos: «En Michelin hay grandes especialistas y saben que si no aguanta el neumático, no aguanta; y desgraciadamente, si dicen que no se puede correr una carrera, hay que hacerles casos».