Cuenta el decano territorial del Colegio Oficial de Ingenieros Navales y Oceánicos en València, Carlos J. Rodríguez Gallo,que el negocio marítimo es una sector con alto potencial de crecimiento económico tanto en valor añadido como en empleo. Además, es de «alcance global porque sus innovaciones tecnológicas, incluso las generadas por pymes, se diseminan con rapidez por todo su tejido industrial y resultan muy idóneas para inversiones de emprendedores», explica desde uno de los muelles del recinto del Grao.
Rodríguez Gallo, con larga trayectoria profesional en astilleros españoles y actual director de Sistemas de Gestión en Boluda Corporación Marítima, reconoce que la Comunitat Valenciana ha vivido tiempos mejores -en referencia a la época dorada de la Copa del América y de grandes eventos- si bien las actividades de diseño, construcción mantenimiento de buques de recreo y grandes yates «siguen muy vivas», explica. En la actualidad, la autonomía aglutina a 498 empresas en el sector de la náutica de recreo (entre estas quedan astilleros de diseño construcción y reparación, así como de mantenimiento de buques), que generan 2.290 empleos y generan unos ingresos de explotación de 216, 6 millones de euros.
Nuevos tiempos
La fabricación de grandes buques -como realizada Unión Naval València, ya sin actividad- es otra historia. Dice que la UE, en tiempos del excomisario Joaquín Almunia, «se los cargó» al declarar nulos los incentivos fiscales para fabricar en Europa. También la competencia asiática ha dejado casi en dique seco a esta industria en España.
Sea como fuere, este colectivo profesional vinculado al mar no se ha quedado de brazos cruzados. Afirman que su cualificación y reconocida reputación en toda Europa y EE UU, pues en los equipos de ingenieros navales siempre hay técnicos españoles. En la Comunitat hay un centenar en activo y en España, unos 2.000. «El futuro estará sin duda vinculado a la innovación», sostiene Rodríguez Gallo. En ese sentido, destaca que la llamada «economía azul», la relacionada con los negocios marítimos, se consolida de la mano de startups relacionadas con esta actividad.
Para apoyar esas empresas emergentes y con potencial de crecimiento, a través de la iniciativa Océano Azul, se ha puesto en marcha una red de inversores en Business Angels que aportan financiación, red de contactos y experiencia a las empresas de base tecnológica marítima. De estas iniciativas, así como de los últimos proyectos de investigación, se hablará en el 57º Congreso de Ingeniería Naval e Industria Marítima, que se celebrará en la capital del Túria del 24 al 26 de octubre y que lleva por título El futuro llega por la mar. València, conexión mediterránea.
El impulso de las actividades de los ingenieros navales, según Rodríguez Gallo, también vendrá del desarrollo de actividades logísticas del Puerto de Valencia; metido de lleno en el proceso de digitalización, automatización de sus terminales de mercancías y seguimiento de cargas a través de nuevas herramientas tecnológicas como el blockchain. «¡Vivimos del mar, no lo olvides!», recuerda con frecuencia el dirigente de la organización parafraseando el mensaje que espeta el naviero valenciano Vicente Boluda a sus directivos. Y recuerda a menudo la antigua leyenda rotulada en una pared del hall principal de oficinas del histórico astillero Unión Naval de Levante, donde trabaja este técnico, y que apuntaba: «Fabricar barcos es ensanchar los límites de la patria».
