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El acceso norte es para todos

El acceso norte es para todos

En ocasiones todos hemos podido tener la necesidad transitoria de negar la realidad, de no querer o poder reconocerla. En ciertas circunstancias, consciente o inconscientemente, no asumimos que las cosas son de una determinada manera. Se trata de una reacción natural e instintiva ante circunstancias de la realidad que nos desagradan o incomodan de manera grave. Seguramente a todos nos ha pasado y, desde luego, a todos nos podría llegar a pasar. Sin embargo, la realmente insólita no es esta situación, que puede considerarse humana, sino aquélla a la que se llega de forma interesada, normalmente en defensa de intereses inconfesables. En estos casos es la realidad la que le niega a uno. El protagonista de esta negación se hace pequeño y miserable, pues la realidad ha decidido señalarle e identificarle como irrelevante.

Entiendo aplicable esta última consideración a las posturas negacionistas sobre la imperiosa necesidad de avanzar en el proyecto de acceso norte al Puerto de València. A estas alturas, los argumentos económicos son incontrovertibles, dados los incrementos anuales de la actividad portuaria en València y la evolución prevista a medio y largo plazo. Pero el argumento definitivo no tiene que ver con previsiones o expectativas de futuro debidamente fundamentadas, que efectivamente también las hay. La razón primera sobre la necesidad del acceso norte tiene que ver con la realidad actual, con el ahora, con la situación a la que se enfrenta Valencia, y su entorno periurbano y metropolitano, por el sur cada día a consecuencia de la necesidad de que todos los tráficos que entran y salen del puerto con origen o destino en el norte lo hagan por el único acceso existente en el Puerto para el tráfico pesado, por la denominada puerta sur.

Ya en estos momentos la congestión y las retenciones que el tráfico portuario provoca en la V-30 y el by-pass de circunvalación a València son habituales en determinados tramos horarios, afectando en buena medida a las salidas y entradas a València y a las poblaciones del área sur en el tráfico privado.

Hay que considerar que todo el tráfico que viene desde y hacia Sagunt, Castelló, las poblaciones azulejeras castellonenses y Cataluña, se junta con el generado por el centro y el sur para acceder a través de la V-30 por el embudo de una única entrada y salida del puerto, recorriendo kilómetros improductivos tanto en los tráficos de entrada como en los de salida, y generando consumos y emisiones de forma injustificada. Desde la experiencia de los que hacemos ese recorrido a diario con nuestros vehículos pesados, podemos asegurar que la situación es insufrible e irracional. Si a ello añadimos la ampliación portuaria que se ha acometido en el área norte del puerto, resulta imposible imaginar que los tráficos que genere dicha ampliación van a salir y entrar también por la misma puerta sur. Por éste y otros diversos motivos que resultan evidentes, el acceso norte al Puerto de València no puede considerarse un capricho, un alarde o una frivolidad, sino una necesidad que da respuesta al interés general. Una obra de utilidad pública.

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