La salida por sorpresa que protagonizó el viernes José Luis Olivas como presidente de Banco de Valencia está justificada en un informe interno sobre incompatibilidades encargado por la propia entidad. Según explicó el banco, el conflicto de intereses viene dado por que tanto Bankia, de la que Olivas es vicepresidente ejecutivo, como el Banco de Valencia cotizan en bolsa, lo que podría generar a Olivas un conflicto de competencias. «Tanto las normas de gobierno corporativo, como las internas de Bankia y de Banco de Valencia aconsejan la máxima independencia entre dos entidades que compiten en el mercado financiero español», dice la nota remitida a la CNMV.

Sin embargo, esta justificación no evitó que ayer circularan diferentes interpretaciones por la «city» valenciana. Fuentes financieras señalaban que el escenario de dificultades que atraviesa Banco de Valencia puede haber animado a Olivas a apartarse. Por citar dos datos, de los casi 3.200 millones de créditos concedidos al ladrillo, 521 son dudosos. Además, el banco ya cuenta con 826 millones en activos inmobiliarios adjudicados. Según esta versión, el informe habría sido utilizado como argumento por Olivas para obtener una salida airosa, máxime en un escenario de incertidumbre sobre el futuro de la entidad. «La salida de Olivas es un mensaje. El banco bien no está», concluyeron.

Con su dimisión, Olivas no solo deja la presidencia de la entidad sino que tampoco seguirá en el consejo de administración. Una separación formal de Bankia que, según otras fuentes, puede perseguir favorecer la venta del banco valenciano. Así, el papel de Olivas se circunscribe ahora a la vicepresidencia ejecutiva de Bankia aunque en Banco de Valencia queda como presidente Aurelio Izquierdo, persona de la máxima confianza de Olivas. Cabe recordar que Banco Financiero y de Ahorros (BFA) es el máximo accionista de Bankia y al mismo tiempo posee el 38 % de Banco de Valencia. En cualquier caso, fuentes conocedoras del proceso situaban a este relevo dentro de la normalidad. «El verdadero cambio fue a principios de mes. La nueva etapa se abrió con la salida de Domingo Parra como consejero delegado y su sustitución por Aurelio Izquierdo».

Izquierdo ha pasado en menos de un mes a concentrar todo el poder de Banco de Valencia, el último reducto financiero estrictamente valenciano, al margen de las cajas rurales y Caixa Ontinyent. Izquierdo fue nombrado el 7 de octubre consejero delegado de Banco de Valencia, y desde el viernes por la noche, a propuesta de Olivas, asume también la representación institucional como presidente.

Con anterioridad, Izquierdo ocupó el cargo de director general de Bancaja y director general de Negocio de Bankia, así como director del Área Financiera, con la máxima responsabilidad en las Áreas de Tesorería y Mercado de Capitales, Banca Internacional, Banca Corporativa, Inversiones y Sociedades Participadas, Control de Gestión y Auditoría.